Mi abuelo materno nació en la provincia de Salamanca, pero vivió los últimos veintitantos años de su vida en Carpio. Recuerdo que de niño, en los años sesenta le visitábamos en los veranos, y a mí me llevaba a los pinares y algunas veces de caza. Tengo recuerdos muy intensos de mis visitas a Carpio siendo niño, e incluso de como eran las fiestas de Septiembre, o el silo que había en medio del pueblo con el yugo y las flechas pintados, o la estación con los trenes de asientos de madera y el olor a carbonilla, o las partidas de cartas en el bar, o algunos localismos que se empleaban en el lenguaje, o la existencia de corrales con animales (gallinas, palomas, cabras, perros etc) en todas las casas o cuando venían semanalmente los buhoneros con sus carros para vender mercancías en la calle principal que era una simple vereda arenosa sin urbanizar.
Mi abuelo murió hace más de 20 años, su funeral tuvo lugar en esta iglesia y está enterrado en el cementerio de Carpio. Cada vez que tengo la ocasión de pasar por la autovía suelo desviarme, hacer una breve visita al cementerio, y darme una vuelta por el pueblo para evocar aquellos recuerdos y sobre todo evocarle a él.
Supongo que aún deben quedar vivos en el pueblo algunos parientes lejanos de mi abuelo, pero ni siquiera conozco sus nombres, por lo que no me resulta posible dirigirme a ellos.
En todo caso, siempre llevaré a Carpio en mi corazón.
Mi abuelo murió hace más de 20 años, su funeral tuvo lugar en esta iglesia y está enterrado en el cementerio de Carpio. Cada vez que tengo la ocasión de pasar por la autovía suelo desviarme, hacer una breve visita al cementerio, y darme una vuelta por el pueblo para evocar aquellos recuerdos y sobre todo evocarle a él.
Supongo que aún deben quedar vivos en el pueblo algunos parientes lejanos de mi abuelo, pero ni siquiera conozco sus nombres, por lo que no me resulta posible dirigirme a ellos.
En todo caso, siempre llevaré a Carpio en mi corazón.