LA COSA DE LOS CONJUROS
El campesino de Región, con fama propagada y reincidente de eterno agonías y sempiterno agorero siempre ha mirado al cielo con ojo inquieto si la lluvia tarda.
Y malo era que las nubes se mostraran remisas o tendieran a escatimar goterones, pero peor que aparecieran anubladas, amenazando pedrisco, truenos, rayos y centellas.
En esos casos no había tutía, y resultaba preciso, indispensable, apelar al conjuro.
Santa Bárbara bendita,
que en el cielo estás escrita,
con ... (ver texto completo)
El campesino de Región, con fama propagada y reincidente de eterno agonías y sempiterno agorero siempre ha mirado al cielo con ojo inquieto si la lluvia tarda.
Y malo era que las nubes se mostraran remisas o tendieran a escatimar goterones, pero peor que aparecieran anubladas, amenazando pedrisco, truenos, rayos y centellas.
En esos casos no había tutía, y resultaba preciso, indispensable, apelar al conjuro.
Santa Bárbara bendita,
que en el cielo estás escrita,
con ... (ver texto completo)