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CUENCA DE CAMPOS (Valladolid)

Nizereta Sánchez Lobón
Foto enviada por joaquin

LA A N C I A N A T Í A, A D A

Cuando fue muy viejecita, tía Ada se fue a vivir al asilo de ancianos. Compartía una pequeña habitación de tres camas con otras dos viejecitas tan ancianas como ella. Tía Ada escogió inmediatamente una butaca que estaba cerca de la ventana y desmenuzó una galleta seca sobre el alféizar.
¡Bravo, así vendran las hormiguitas!-dijeron ironicamente las otras viejecitas.
Pero en cámbio llegó un pajarillo del jardín del asilo, picoteó muy contento la galleta, y se marchó.
-Ya ... (ver texto completo)
Buenos días a todo@s.
Emigrante, me has emocionado; sencillo, limpio, hermoso tu relato, la pena es saber que hay hoy muchas y muchos tias ADA y tal y como vamos, con una cultura minima, con todos los valores perdidos y sin un futuro claro esto no lo arregla nadie.
Gracias por tu escrito y un abrazo
Ramón
LA A N C I A N A T Í A, A D A

Cuando fue muy viejecita, tía Ada se fue a vivir al asilo de ancianos. Compartía una pequeña habitación de tres camas con otras dos viejecitas tan ancianas como ella. Tía Ada escogió inmediatamente una butaca que estaba cerca de la ventana y desmenuzó una galleta seca sobre el alféizar.
¡Bravo, así vendran las hormiguitas!-dijeron ironicamente las otras viejecitas.
Pero en cámbio llegó un pajarillo del jardín del asilo, picoteó muy contento la galleta, y se marchó.
-Ya ... (ver texto completo)
quisiera saber si Nicereta tenia una hermana que se llamaba Maria Sanchez Lobon? Es que es una coincidencia que lleva los mismos apellidos de mi abuela que tambien era de cuenca de campos. muchas gracias
"ELLA"
Ella, de improviso se sentó en la cama, y comenzó a balbucear, hablando vaya a saber uno, con qué invisible ser, y este hecho tomó de sorpresa al hombre que escribía en el teclado de su vieja máquina.
Se acercó, dejando inconclusa la frase, y comenzó a observar cómo ella enhebraba incoheréncias, como si fuera la conversación más normal del mundo, y sin que diera muestra de notar su preséncia, esa preséncia del hombre, que desde tánto tiempo atrás había sido el destinatário de esas palabras.
Permaneció un rato inmóvil, como no queriendo ver esa realidad, y decidió suspender el monólogo de la mujer, y con la voz más tranquila que logró dijo aquél.... ¿necesitas algo?. Unos ojos que deconocía, le miraron, y por respuesta obtuvo aquél...... con tigo no se puede hablar.... y el cuerpo delgado y pálido de la mujer se sumergió nuevamente en la cama.
Aquél hombre la miró un poco más, pensando porqué grieta de la piel había escapado la cordura, y sintiendo que más palabras serían inútiles, salió de la habitación, y se sentó pensativo con la cabeza entre las manos, en el sofá del salón; al poco rato, apagó la luz, y la oscuridad invadió al cuarto, casi como había invadido su vida, lentamente encendió un cigarrillo más, y sintió un vacío en el estómago, sintió que los años caían con su pesada carga sobre sus hombros, poniendo así, de un golpe, sobre su cuerpo cansado, la edad justa, esa edad que realmente tenía. ... (ver texto completo)