¡Que abismo
disimulado y profundo!
¿Qué importa ganar el mundo
si te pierdes a ti mismo?
No quito
nada a tu afán generoso;
pero te quiero… un poquito
menos dado a lo extremoso.
Cállense, que el discutir
no termina como empieza.
Soy más amigo del viento,
señora, que de la brisa…
¡y hay que hacer el bien deprisa,
que el mal no pierde momento!
¡Buen modo
de celar las cosas santas!
Por evitar sacrilegios,
que la procesión no salga;
por no irritar a lo malo
que lo bueno no se haga.
¡como esos gritos me dais!…
¿O es que con gritos pensáis
robustecer la opinión?
j.
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