LA NIÑA DE LOS FÓSFOROS
¡Qué frío hacía!, nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de S. Silvestre. Bajo aquel frío y aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña descalza y con la cabeza descubierta. La verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¿de qué la sirvieron?. Eran unas zapatillas que su madre habia llevado últimamente, y a la niña la venían grandes, y las perdió al cruzar la calle corriendo para librarse de dos coches que venían ... (ver texto completo)
¡Qué frío hacía!, nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de S. Silvestre. Bajo aquel frío y aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña descalza y con la cabeza descubierta. La verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¿de qué la sirvieron?. Eran unas zapatillas que su madre habia llevado últimamente, y a la niña la venían grandes, y las perdió al cruzar la calle corriendo para librarse de dos coches que venían ... (ver texto completo)