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Una escena del conjuro, CUENCA DE CAMPOS

LA COSA DE LOS CONJUROS

El campesino de Región, con fama propagada y reincidente de eterno agonías y sempiterno agorero siempre ha mirado al cielo con ojo inquieto si la lluvia tarda.
Y malo era que las nubes se mostraran remisas o tendieran a escatimar goterones, pero peor que aparecieran anubladas, amenazando pedrisco, truenos, rayos y centellas.
En esos casos no había tutía, y resultaba preciso, indispensable, apelar al conjuro.

Santa Bárbara bendita,
que en el cielo estás escrita,
con...
Otro año más, 2.008, y aquí esta el "Conjuro".
Santa Bárbara en sus manos.
Interesante. Una tradición.
Los de Cuenca de Campos sois fantásticos.
Un admirador de ese pueblo