Cierto día un estudiante
al revisar su ropilla,
se encontró en la pantorrilla,
un enorme interrogante.
Siguió el pobrete adelante,
y al ver que en puntos hervía
su calceta, maldecía
diciendo: " ¡Cuán bueno fuera... Estamos llamados a cosas grandes. Recibamos de buen grado las cosas pequeñas y seremos grandes