Él.............. Sí... por fin; qué duro fue esperar
ella............ ¿Quieres dejarme?
él............... no, ni siquiera lo pienses
ella............. ¿pero tú, me amas?
él............... por supuesto querida, una y otra vez
ella............. ¿alguna vez me has sido infiel?
él......... no, cómo te atreves siquiera a preguntarme eso?
ella............. ¿me besarías?... Esta esquila me recuerda a la la campanilla que tenía la maestra encima de la mesa en la escuela donde yo estudié de pequeña. Era igual a esta, al principio tenía un mango de madera que se ve que con el uso se rompió. Cada vez que había un pequeño murmullo, ella la hacía sonar para poner silencio. A nosotros nos gustaba tocarla y aprovechábamos cuando ella no estaba para hacerla sonar. También se escuchaba el repiqueteo de la campanilla cuando acababa la clase o el recreo.
Era la época de las plumas... Los de Cuenca cada día bajamos un poco, ¿hasta cuándo?