verguenza y virginidad cuando se pierden para la eternidad
viejo que pag compañia mantienetres casas en un dia
a cuelquier dolencia es remedio la paciencia
... Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros:
no veíamos las letras
ninguno, creo,
mas guardábamos ambos
hondo silencio.