Al lado de una charca vivía un ratón gordo y bien alimentado. Estaba una mañana reposando junto al agua, tendido al sol, cuando una rana, que vió en él un excelente bocado, se le acercó zalamera.
-Si supieras, ratón, las maravillas que encierra el fondo de esta charca... Puedes venir a mi casa, allí te daré una buena comida, y luego te llevaré a dar un paseo. Si vienes conmigo podrás admirar las bellezas de las grutas submarinas y las costumbres de sus habitantes.