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CUENCA DE CAMPOS: En fin...Cuenca a la que de verdad quiero, se puede...

En fin...Cuenca a la que de verdad quiero, se puede asemejar en vuestra imaginación a lo que se describe en esta página, pero la realida es bien distinta. Ya no sólo no quedan aquellos maestros, ni el de la gran escuela publica, ni el de la pequeña "jaula", ni siquiera pajaros o polluelos que acoger en sus nidos. Por jugar a darle doble sentido, sólo quedan algunos pájaros en la cabeza de algún romantico venido a político, que se empeña en disfrazar lo evidente. Si lo dudais, pasad cualquier rato mañana, tarde o noche de cualquier mes (incluiría el verano) y buscareis la gente en la calle, los abuelos al sol o a la sombra en la "soledad"( que bien la define...) Apenas vereis niños corriendo a pie o en bici, tampoco tendréis problemas de aparcamiento ni tropezaréis con multitudes de peregrinos ni habrá quien os pregunte, ni qien os conteste. Pasareis, "paseareis en soledad" casi todo es soledad, eso sí, vereis una fuente en tierra seca, unos jardines sin pisar y a lo mejor algún pájaro que se ha despistado de la "ruta ornitológica" en busca de alguien que se detenga a escuchar su trino. Mejor lo dejo aquí.
Por cierto aunque no conocí a ninguno de esos maestros, no se si el tal de. Joaquín era el marido de la Sra Chencha.A ver si me lo aclara alguien.