No hay más calma que la engendrada por la razón.
Lo que de raíz se aprende, nunca del todo se olvida.
Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas.
Los que saben, mucho se admiran de pocas cosas. Los que no saben nada, se admiran de todo.
Ningún día es demasiado largo para el que trabaja.
Muchos abrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído demasiado sabios.
El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz.
La ira, si no es refrenada, es frecuentemente más dañina para nosotros que la injuria que la provoca.
No existe ningún gran genio sin un toque de demencia.
Decir lo que sentimos. Sentir lo que decimos. Concordar las palabras con la vida.
La armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias.
Lo que de raíz se aprende, nunca del todo se olvida.
Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas.
Los que saben, mucho se admiran de pocas cosas. Los que no saben nada, se admiran de todo.
Ningún día es demasiado largo para el que trabaja.
Muchos abrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído demasiado sabios.
El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz.
La ira, si no es refrenada, es frecuentemente más dañina para nosotros que la injuria que la provoca.
No existe ningún gran genio sin un toque de demencia.
Decir lo que sentimos. Sentir lo que decimos. Concordar las palabras con la vida.
La armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias.