Sonido de cencerros
Con un dulce sonido de cencerros
se embriagaba la tarde en Orihuela,
cubría con su olor la correhuela
los barbechos, las huertas y los cerros.
En la acequia brotaban tiernos berros
que comía el cabrío con cautela,
con el careo firme, y la tutela
que ofrecen los colmillos de los perros.
La cálida sartén del sol bruñido
se llevaba el susurro de la voz
que surgía del vientre de la higuera.
Se levantó Miguel, feliz, henchido
con los versos creados por la hoz
que segaba el amor en primavera.
Adrián Pérez
Con un dulce sonido de cencerros
se embriagaba la tarde en Orihuela,
cubría con su olor la correhuela
los barbechos, las huertas y los cerros.
En la acequia brotaban tiernos berros
que comía el cabrío con cautela,
con el careo firme, y la tutela
que ofrecen los colmillos de los perros.
La cálida sartén del sol bruñido
se llevaba el susurro de la voz
que surgía del vientre de la higuera.
Se levantó Miguel, feliz, henchido
con los versos creados por la hoz
que segaba el amor en primavera.
Adrián Pérez