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CUENCA DE CAMPOS: Hola Rosa Máría, ¿cómo estas?...

parchis: En que se parecen los hombres al parchis?

En que se parecen los hombres al parchis?
En que comen una, y cuentan veinte

Yo se en que se parecen las fichas del parchis a las mujeres.... pero no me atrevo a decirlo aqui...:)

Piratin mmmm.... ya nos has dejado con la mosca tras la oreja.
Hola a todos, hace días que no escribía nada. Os deseo salud, suerte y felicidad.
Por cierto Castilleja, entre chistes y poesías haces que ésto esté un poquitín animadito, pero añoro aquellos tiempos que entraban todos los amigos.
Desapareció Marwen del mapa? Emigrao, A. Escudero, Emigrante, Contreras, Raúl, Reyes, etc., vosotros os veo de vez en cuando pero acaso os pasa cómo a mi, que no entro por no saber que contar?. Saludos a todos.

Hola Rosa Máría, ¿cómo estas?
No pasa nada; simplemente ha sido, al menos para mí, un tiempo de reflexión; pero muchas gracias por acordarte de los amigos, se te agradece.

UN HOMBRE LIBRE

Era joven y me setía fuerte. Aquella mañana de primavera salí de casa y grité:
-Yo estoy a disposición de quien quiera emplearme.
Me lancé al camino empedrado. En aquel mismo momento pasaba el rey, erguido en su carroza, con la espada en la mano y seguido de sus guerreros.
-Te tomo yo a mi servício, dijo el rey, y en compensación te daré parte de mi poder: pero yo no sabía qué hacer con su poder, y lo dejé irse.
-Yo estoy a disposición de todos ¿quien me quiere?.
En la tarde soleada, un viejo pensativo me paró y me dijo. Te tomo para mis negocios, y te compensaré con rúpias sonantes; y comenzó a pagarme con monedas de oro. Pero yo no sabía qué hacer con su dinero, y me giré para otra parte. Por la tarde llegué cerca de una casucha, se asomó una hermosa muchacha, y me dijo: yo te tomo, y te compensaré con mi sonrisa.
Yo quedé pensativo preguntándome, cuanto dura una sonrisa; mientras reflexionaba, la sonrisa se apagó, y la niña desapareció en la sombra. Pase la noche tumbado en la hierba; al amanecer estaba lleno de rocío.
-Yo estoy a disposición, ¿quien me quiere?.
El sol brillaba en la arena, cuando de repente ví a un niño que jugaba con tres conchas, sentado en la arena; al verme, levantó la cabeza y me sonrió, como si me conociera. Te tomo yo, y a cámbio no te daré nada. Acepté el contrato, y me puse a jugar con él, a la gente que pasaba y preguntaba por mí, le respondía.
No puedo, estoy ocupado; y desde aquél día, me sentí un hombre libre.

R. T.