PASTORES SIN VUELTA
Una de de las peores medidas que nos ha traído la Unión Europea ha sido el paulatino pero inexorable arrasamiento del sector lácteo. La Tierra de buenos pastos, las mejores leches y las más acariciantes lanas se está quedando sin vacas que la mujan, ni ovejas que la balen. Ya no ven a los pastores ir en busca de los prados, de los rastrojos, de las verdes veredas..
Al único sitio que van es al jubileo, la cachava queda de recuerdo y los perros se vuelven señoritos. Hasta anuncian remesas de subvenciones para que los pastores mayores dejen el arreo y el ordeño. No nos va a quedar otra cosa que el enfado por dejar esta profesión tan desprotegida. El único consuelo que nos va a quedar es contar ovejitas en nuestros sueños, porque la realidad va por otro camino.
Muy cerrados de mollera han sido los que se tragaron que en nuestra tierra ya no había leche que producir, cuando otrora nuestros quesos inundaron media Europa, con nuestras lanas se abrigaron medio mundo y nuestras carnes mataron el hambre propio y ajeno.
¿Es que no ha habido nadie de nuestros representantes en la Unión Europea que haya podido decir "Manda Leches"?. Pues va a ser que no. Ahora la leche nos la mandan en contenedores, en polvo y en quesitos. Y nosotros mandando a nuestros pastores a casa y dejando los campos para los lobos y las avutardas.
Cómo vamos a poder contar ahora el cuento de la lechera, que algunas veces salía bien. Las nuevas generaciones ya no entenderán de leches, de lecheras, de pastores, de ovejas.... etc. Vamos a tener que contárselo con un vocabulario explicativo de cada cosa.
Ya no podremos contar aquello de que en la iglesia manda Dios y en la Tierra los pastores. Porque en la Iglesia, con permiso de las autoridades competentes, seguirá mandando Dios per secula, seculorum. Pero en la tierra ya no mandaran los pastores. Los que mandarán serán todos los impresentables representantes políticos que no saben defender a todos estos hombres que se han dejado la piel en la tierra y la han regado con su sudor para matar nuestras necesidades básicas. ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Para quedar en el olvido?. Que cruel se vuelve la vida muchas veces
Una de de las peores medidas que nos ha traído la Unión Europea ha sido el paulatino pero inexorable arrasamiento del sector lácteo. La Tierra de buenos pastos, las mejores leches y las más acariciantes lanas se está quedando sin vacas que la mujan, ni ovejas que la balen. Ya no ven a los pastores ir en busca de los prados, de los rastrojos, de las verdes veredas..
Al único sitio que van es al jubileo, la cachava queda de recuerdo y los perros se vuelven señoritos. Hasta anuncian remesas de subvenciones para que los pastores mayores dejen el arreo y el ordeño. No nos va a quedar otra cosa que el enfado por dejar esta profesión tan desprotegida. El único consuelo que nos va a quedar es contar ovejitas en nuestros sueños, porque la realidad va por otro camino.
Muy cerrados de mollera han sido los que se tragaron que en nuestra tierra ya no había leche que producir, cuando otrora nuestros quesos inundaron media Europa, con nuestras lanas se abrigaron medio mundo y nuestras carnes mataron el hambre propio y ajeno.
¿Es que no ha habido nadie de nuestros representantes en la Unión Europea que haya podido decir "Manda Leches"?. Pues va a ser que no. Ahora la leche nos la mandan en contenedores, en polvo y en quesitos. Y nosotros mandando a nuestros pastores a casa y dejando los campos para los lobos y las avutardas.
Cómo vamos a poder contar ahora el cuento de la lechera, que algunas veces salía bien. Las nuevas generaciones ya no entenderán de leches, de lecheras, de pastores, de ovejas.... etc. Vamos a tener que contárselo con un vocabulario explicativo de cada cosa.
Ya no podremos contar aquello de que en la iglesia manda Dios y en la Tierra los pastores. Porque en la Iglesia, con permiso de las autoridades competentes, seguirá mandando Dios per secula, seculorum. Pero en la tierra ya no mandaran los pastores. Los que mandarán serán todos los impresentables representantes políticos que no saben defender a todos estos hombres que se han dejado la piel en la tierra y la han regado con su sudor para matar nuestras necesidades básicas. ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Para quedar en el olvido?. Que cruel se vuelve la vida muchas veces