REGALOS DE NAVIDAD
Érase una vez dos niños que eran muy amigos. Se ayudaban en todo lo que podían y se lo pasaban muy bien jugando con sus otros amigos. A uno de ellos le gustaba mucho tocar la armónica. Siempre estaba con ella en la boca haciendo sonar sus canciones preferidas. La llevaba en el bolsillo a todas partes. El otro amigo era muy aficionado a patinar. Todas las tardes se las pasaba patinando de un lado para otro, dando saltos y piruetas.
Las veces que coincidían los dos teniendo los patines y la armónica, daban verdaderos espectáculos en la calle. Mientras el uno tocaba la armónica, el otro patinaba al ritmo de la música. Al final, la gente se paraba para verlos, y les aplaudían.
Llegaron las fechas de Navidad y los dos amigos tenín la costumbre de regalarse álgo. Al que patinaba, se le ocurrió regalar a su amigo una armónica nueva. Rompió su hucha, pero vió que no tenía suficiente dinero para comprarle la mejor. Así que decidió vender sus patines y con el dinero que sacó por la venta de sus patines, y el que tenía en la hucha, pudo comprar la mejor armónica y regalársela a su amigo.
Cuando llegó el día de Navidad, se juntaron los dos amigos para intercambiarse los regalos. Al abrirlos, se llevaron una gran sorpresa, los dos habían hecho lo mismo, vender lo que más les gustaba, para poder comprar y regalar a su amigo lo mejor.
El regalo que recibió el que había vendido sus patines, fueron unos patines nuevos. Y el regalo que recibió el que había vendido su armónica, fue una armónica nueva.
Los dos se pusieron a reir juntos, porque habiendo renunciado a lo que más les gustaba, habían salido ganando los dos.
J. R. N.
Érase una vez dos niños que eran muy amigos. Se ayudaban en todo lo que podían y se lo pasaban muy bien jugando con sus otros amigos. A uno de ellos le gustaba mucho tocar la armónica. Siempre estaba con ella en la boca haciendo sonar sus canciones preferidas. La llevaba en el bolsillo a todas partes. El otro amigo era muy aficionado a patinar. Todas las tardes se las pasaba patinando de un lado para otro, dando saltos y piruetas.
Las veces que coincidían los dos teniendo los patines y la armónica, daban verdaderos espectáculos en la calle. Mientras el uno tocaba la armónica, el otro patinaba al ritmo de la música. Al final, la gente se paraba para verlos, y les aplaudían.
Llegaron las fechas de Navidad y los dos amigos tenín la costumbre de regalarse álgo. Al que patinaba, se le ocurrió regalar a su amigo una armónica nueva. Rompió su hucha, pero vió que no tenía suficiente dinero para comprarle la mejor. Así que decidió vender sus patines y con el dinero que sacó por la venta de sus patines, y el que tenía en la hucha, pudo comprar la mejor armónica y regalársela a su amigo.
Cuando llegó el día de Navidad, se juntaron los dos amigos para intercambiarse los regalos. Al abrirlos, se llevaron una gran sorpresa, los dos habían hecho lo mismo, vender lo que más les gustaba, para poder comprar y regalar a su amigo lo mejor.
El regalo que recibió el que había vendido sus patines, fueron unos patines nuevos. Y el regalo que recibió el que había vendido su armónica, fue una armónica nueva.
Los dos se pusieron a reir juntos, porque habiendo renunciado a lo que más les gustaba, habían salido ganando los dos.
J. R. N.