CUENCA DE CAMPOS: Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa,...

Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo.

El amor es una treta de la naturaleza.

Después por un juego de la fortuna me vi convertido en novelista, y comprendí que la fortuna tenía razón.

¡Cuán fácil es dejarnos arrastrar por aquello que nos es fácil! Así yo, puesto a escribir novelas, me hallé cautivo de ellas y tan contento como el pez en el agua.

En los años de mi adolescencia y en los primeros de mi juventud he creído firmemente que yo había nacido para cultivar las ciencias filosóficas y políticas y para ser un astro esplendoroso dentro de ellas. Llegar a ser un sabio respetado y solemne fue mi única ambición entre los quince y los veinte años.