¡Qué oda más bonita a Castilla...! No se puede decir más con menos palabras. Estoy de acuerdo contigo Francisco pues siento en mi interior, lo mismo que tú, con la "desgracia" de tener que vivir mi vida lejos de ella. Y no lo digo por el bienestar material, sin duda superior al que tendría de haber permanecido allá, si no por mi añoranza desde el mismo momento que la abandoné a una edad muy temprana. A mi, Castilla me llena y me siento al pisarla, como si estuviese en mi hogar. Sé que mis despojos descansarán en otro lugar, si Dios no dispone otra cosa; pero mi alma inmortal podrá volar libre por esos páramos castellanos y creo que con preferencia a ningún otro lugar...
Un abrazo
Un abrazo