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CUENCA DE CAMPOS: Érase una viejecita ...

Érase una viejecita
sin nadita que comer,
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez.

Bebía caldo, chocolate,
leche, vino, té y café,
y la pobre no encontraba
qué comer ni qué beber.

Y esta vieja no tenía
ni un ranchito en que vivir,
fuera de una casa grande
con su huerto y su jardín.

Y esta pobre viejecita
no tenía qué vestir,
sino trajes de mil cortes
y de telas, mil y mil.

Y a no ser por sus zapatos,
chanclos, botas y escarpín,
descalcita por el suelo
anduviera la infeliz.

R. P.