EL LABRADOR Y LA CIGUEÑA
Un Labrador miraba
con duelo su sembrado,
porque gansos y grullas
de su trigo solían hacer pasto.
Armó sin más tardanza
diestramente sus lazos,
y cayeron en ellos
la Cigueña, las grullas y los gansos.
"Señor rústico, dijo
la Cigueña temblando,
quíteme las prisiones,
pues no merezco pena de culpados:
la diosa Ceres sabe
que, lejos de hacer daño,
limpio de sabandijas,
de culebras y víboras los campos."
"Nada me satisface,
respondió el hombre airado;
te hallé con delincuentes,
con ellos morirás entre mis manos."
La inocente Cigueña
tuvo el fin desgraciado
que pueden prometerse
los buenos que se juntan con los malos.
Félix María Samaniego
Un Labrador miraba
con duelo su sembrado,
porque gansos y grullas
de su trigo solían hacer pasto.
Armó sin más tardanza
diestramente sus lazos,
y cayeron en ellos
la Cigueña, las grullas y los gansos.
"Señor rústico, dijo
la Cigueña temblando,
quíteme las prisiones,
pues no merezco pena de culpados:
la diosa Ceres sabe
que, lejos de hacer daño,
limpio de sabandijas,
de culebras y víboras los campos."
"Nada me satisface,
respondió el hombre airado;
te hallé con delincuentes,
con ellos morirás entre mis manos."
La inocente Cigueña
tuvo el fin desgraciado
que pueden prometerse
los buenos que se juntan con los malos.
Félix María Samaniego