SARMIENTO
Hoy brotan mis palabras del fruto del sarmiento
como uvas que son voces de mostos milenarios,
racimos de poemas de mil abecedarios
que aroman cada viernes con pálpito incruento.
De estas cuatro paredes que anhelan el momento
en que a la tarde afloren grandezas y calvarios,
poéticas razones de humanos visionarios
que sueñan porque habitan con alma el sentimiento.
Y desde la consciencia que hoy colma mi universo
en medio de otras voces más altas que la mía
declamo con la boca lo que plasmara en verso
sobre un jirón de piel, sin más caligrafía,
que un corazón al aire, explícito y converso,
aunque mi voz os suene acaso a poesía.
De un paisano
Hoy brotan mis palabras del fruto del sarmiento
como uvas que son voces de mostos milenarios,
racimos de poemas de mil abecedarios
que aroman cada viernes con pálpito incruento.
De estas cuatro paredes que anhelan el momento
en que a la tarde afloren grandezas y calvarios,
poéticas razones de humanos visionarios
que sueñan porque habitan con alma el sentimiento.
Y desde la consciencia que hoy colma mi universo
en medio de otras voces más altas que la mía
declamo con la boca lo que plasmara en verso
sobre un jirón de piel, sin más caligrafía,
que un corazón al aire, explícito y converso,
aunque mi voz os suene acaso a poesía.
De un paisano