Himno a San Bernardino
Tu alabanza, tu gloria, tu encanto,
Bernardino, en un nombre se cifra:
es el nombre total de tu amor,
nombre humano y Persona divina.
Lo paseas por calles y plazas,
y doquiera que vas lo predicas,
y lo grabas en los corazones,
y en radiantes banderas lo pintas.
Invocarlo es asirse a la Fuerza,
pronunciarlo es suprema delicia,
y rumiarlo, saciar nuestras almas
de alimento, salud, medicina.
Santo hermano, que ahora en el cielo
contemplando a Jesús te extasías,
pídele que nosotros le amemos
como tú, con ardor y alegría.
¡Gloria al Padre en unión del Espíritu,
gloria a Dios que en Jesús se humaniza,
y nos ama y nos salva y nos llama
a cantarle su gloria infinita! Amén.
(Laudes 20 de mayo)
Tu alabanza, tu gloria, tu encanto,
Bernardino, en un nombre se cifra:
es el nombre total de tu amor,
nombre humano y Persona divina.
Lo paseas por calles y plazas,
y doquiera que vas lo predicas,
y lo grabas en los corazones,
y en radiantes banderas lo pintas.
Invocarlo es asirse a la Fuerza,
pronunciarlo es suprema delicia,
y rumiarlo, saciar nuestras almas
de alimento, salud, medicina.
Santo hermano, que ahora en el cielo
contemplando a Jesús te extasías,
pídele que nosotros le amemos
como tú, con ardor y alegría.
¡Gloria al Padre en unión del Espíritu,
gloria a Dios que en Jesús se humaniza,
y nos ama y nos salva y nos llama
a cantarle su gloria infinita! Amén.
(Laudes 20 de mayo)