¡Verdes jardinillos,
claras plazoletas,
fuente verdinosa
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!...
Las hojas de un verde
mustio, casi negras
de la acacia, el viento
de septiembre besa,
y se lleva algunas
amarillas, secas,
jugando, entre el polvo
blanco de la tierra.
Linda doncellita
que el cántaro llenas
de agua transparente,
tú, al verme, no llevas
a los negros bucles
de tu cabellera,
distraídamente,
la mano morena,
ni, luego, en el limpio
cristal te contemplas...
Tú miras al aire
de la tarde bella,
mientras de agua clara
el cántaro llenas.
A. M
claras plazoletas,
fuente verdinosa
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!...
Las hojas de un verde
mustio, casi negras
de la acacia, el viento
de septiembre besa,
y se lleva algunas
amarillas, secas,
jugando, entre el polvo
blanco de la tierra.
Linda doncellita
que el cántaro llenas
de agua transparente,
tú, al verme, no llevas
a los negros bucles
de tu cabellera,
distraídamente,
la mano morena,
ni, luego, en el limpio
cristal te contemplas...
Tú miras al aire
de la tarde bella,
mientras de agua clara
el cántaro llenas.
A. M
que tengas muchas tardes bellas para seguir escribiendo
un saludo
un saludo
Ónix y jade.
Lagunas verdes
que fosforecen
en la sombra
del ébano arqueado.
Reposo de terciopelo.
Garra afilada
bajo la nocturna seda.
Elástico resorte
presto para el salto,
desde el perezoso desmayo
de la siesta ronroneante.
Igual que el gato
enroscado
en el sofá de raso
de la alcoba;
en silencio,
ovillado
sobre el tibio cojín
de mi carne,
inesperadamente,
ágil brinca
el deseo,
cuando más dormido parece.
Lagunas verdes
que fosforecen
en la sombra
del ébano arqueado.
Reposo de terciopelo.
Garra afilada
bajo la nocturna seda.
Elástico resorte
presto para el salto,
desde el perezoso desmayo
de la siesta ronroneante.
Igual que el gato
enroscado
en el sofá de raso
de la alcoba;
en silencio,
ovillado
sobre el tibio cojín
de mi carne,
inesperadamente,
ágil brinca
el deseo,
cuando más dormido parece.