El estío
Mayo recoge el virginal tesoro
Desciñe Flora su gentil guirnalda
La sombra busca el manantial sonoro;
Del alto monte en la risueña falda;
Campos son ya de púrpura y de oro
Los que fueron de rosa y esmeralda;
Y apenas riza su corriente el río
A los primeros soplos del Estío.
El soto ameno y la enramada umbrosa,
El valle alegre y la feraz ribera,
Con voz desalentada y cariñosa
Despiden a la dulce Primavera;
Muere en su tallo la inocente rosa;
Desfallece la altiva enredadera;
Y en desigual y tenue movimiento
Gime en el bosque fatigado el viento.
Por la alta cumbre del collado asoma
La blanca aurora su rosada frente,
Reparte perlas y recoge aroma;
Se abre la flor que su mirada siente;
Repite sus arrullos la paloma
Bajo las ramas del laurel naciente;
Y allá por los tendidos olivares
Se escuchan melancólicos cantares.
Del aura dócil al impulso blando
La rubia mies en la llanura ondea;
Del dulce nido alrededor volando
La alondra gira y de placer gorjea;
Las ondas de la fuente suspirando
Quiebran el rayo de la luz febea,
Y en delicados mágicos colores
El fruto asoma al espirar las flores.
J. S
Continuará
Mayo recoge el virginal tesoro
Desciñe Flora su gentil guirnalda
La sombra busca el manantial sonoro;
Del alto monte en la risueña falda;
Campos son ya de púrpura y de oro
Los que fueron de rosa y esmeralda;
Y apenas riza su corriente el río
A los primeros soplos del Estío.
El soto ameno y la enramada umbrosa,
El valle alegre y la feraz ribera,
Con voz desalentada y cariñosa
Despiden a la dulce Primavera;
Muere en su tallo la inocente rosa;
Desfallece la altiva enredadera;
Y en desigual y tenue movimiento
Gime en el bosque fatigado el viento.
Por la alta cumbre del collado asoma
La blanca aurora su rosada frente,
Reparte perlas y recoge aroma;
Se abre la flor que su mirada siente;
Repite sus arrullos la paloma
Bajo las ramas del laurel naciente;
Y allá por los tendidos olivares
Se escuchan melancólicos cantares.
Del aura dócil al impulso blando
La rubia mies en la llanura ondea;
Del dulce nido alrededor volando
La alondra gira y de placer gorjea;
Las ondas de la fuente suspirando
Quiebran el rayo de la luz febea,
Y en delicados mágicos colores
El fruto asoma al espirar las flores.
J. S
Continuará