Nos quedamos en la víspera, y sus fuegos artificiales.
El día 20, fecha por todos esperada, nos dirigimos a la ermita para celebrar la Santa Misa, la cual fue oficiada por Víctor y tres sacerdotes más.
El sermón corrió a cargo de don Jesús, sacerdote que estuvo en nuestro pueblo, quien nos obsequió con un bello sermón, recordándonos que las palabras de San Bernardino estaban de actualidad.
Finalizada la Santa Misa, pasamos todos los asistentes a venerar la reliquia del Santo, cantando los himnos en honor a nuestro Santo Patrón, por todos los que nos encontrábamos.
Una vez terminados los actos religiosos, nos reunimos en el tendal, para comer las tradicionales avellanas, acompañadas con la también tradicional limonada, o agua del pozo, que por cierto estaba muy fresca y buena.
En el tendal, nos encontramos personas que hacía bastante que no nos veíamos, y siendo conocidos desde la infancia; hacia más de cuarenta años que no nos habíamos vuelto a ver, esto fue muy emocionante.
De vuelta al pueblo, seguimos celebrando la fiesta con nuestras familias, habiendo tomado previamente algunos aperitivos.
Por la tarde, se celebraron diversos juegos tradicionales.
Y por la noche baile en la casa de la cultura amenizado por una estupenda orquesta.
Al día siguiente, continuaron las eliminatorias de los juegos, y se hizo la entrega a los ganadores de los respectivos premios finalizados los mismos.
En la ermita se celebró el cambio de vara, recayendo las mismas como hermano mayor en Francisco Gallego, por todo conocido como “Paquin”, quien demostró al tomar el relevo una gran emoción, la cual se reflejaba en su rostro.
El último día, se celebró la misa en la ermita por todos los difuntos, al finalizar la misa nos reunimos en el tendal para saborear e intercambiar la meriendas, y degustar los ricos chorizos donados por el ayuntamiento.
En resumen: Estas fueron a grandes rasgos, las fiestas de nuestros pueblo, en honor a San Bernardino de Siena.
No quisiera terminar este breve relato, sin mostrar mi más sincero agradecimiento a la corporación municipal de nuestro pueblo, representada por Don Faustino González “Tinin”, y a todas las personas y colaboradores.
Haciendo mención especial a Tasio Tristán Manso y familia, que con su dedicación, e implicación, han sido clave para que las fiestas de nuestro pueblo, hayan tenido la lucidez y belleza que nuestro pueblo se merece.
Si grandes alardes, todo ha estado perfectamente ordenado y cada cosa en su sitio.
Saludos para todos.
El día 20, fecha por todos esperada, nos dirigimos a la ermita para celebrar la Santa Misa, la cual fue oficiada por Víctor y tres sacerdotes más.
El sermón corrió a cargo de don Jesús, sacerdote que estuvo en nuestro pueblo, quien nos obsequió con un bello sermón, recordándonos que las palabras de San Bernardino estaban de actualidad.
Finalizada la Santa Misa, pasamos todos los asistentes a venerar la reliquia del Santo, cantando los himnos en honor a nuestro Santo Patrón, por todos los que nos encontrábamos.
Una vez terminados los actos religiosos, nos reunimos en el tendal, para comer las tradicionales avellanas, acompañadas con la también tradicional limonada, o agua del pozo, que por cierto estaba muy fresca y buena.
En el tendal, nos encontramos personas que hacía bastante que no nos veíamos, y siendo conocidos desde la infancia; hacia más de cuarenta años que no nos habíamos vuelto a ver, esto fue muy emocionante.
De vuelta al pueblo, seguimos celebrando la fiesta con nuestras familias, habiendo tomado previamente algunos aperitivos.
Por la tarde, se celebraron diversos juegos tradicionales.
Y por la noche baile en la casa de la cultura amenizado por una estupenda orquesta.
Al día siguiente, continuaron las eliminatorias de los juegos, y se hizo la entrega a los ganadores de los respectivos premios finalizados los mismos.
En la ermita se celebró el cambio de vara, recayendo las mismas como hermano mayor en Francisco Gallego, por todo conocido como “Paquin”, quien demostró al tomar el relevo una gran emoción, la cual se reflejaba en su rostro.
El último día, se celebró la misa en la ermita por todos los difuntos, al finalizar la misa nos reunimos en el tendal para saborear e intercambiar la meriendas, y degustar los ricos chorizos donados por el ayuntamiento.
En resumen: Estas fueron a grandes rasgos, las fiestas de nuestros pueblo, en honor a San Bernardino de Siena.
No quisiera terminar este breve relato, sin mostrar mi más sincero agradecimiento a la corporación municipal de nuestro pueblo, representada por Don Faustino González “Tinin”, y a todas las personas y colaboradores.
Haciendo mención especial a Tasio Tristán Manso y familia, que con su dedicación, e implicación, han sido clave para que las fiestas de nuestro pueblo, hayan tenido la lucidez y belleza que nuestro pueblo se merece.
Si grandes alardes, todo ha estado perfectamente ordenado y cada cosa en su sitio.
Saludos para todos.