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CUENCA DE CAMPOS: Puede que estos mensajes que estamos intercambiando...

Puede que estos mensajes que estamos intercambiando como reflexión de la superficialidad con la que tratan en la actualidad las familias al sacramento de la comunión estén un poco al margen del hilo conductor del foro, pero puesto que creo firmemente que estas reflexiones pueden sernos enriquecedoras a más de uno, y que en ellas podremos descubrir problemas cuya raíz es la misma que la del problema del abandono de los pueblos, he decidido entrar en la conversación abierta.

Para ello, he creído que lo mejor que podía hacer era copiar una serie de afirmaciones que aparecieron recientemente en un artículo del suplemento católico que acompaña al ABC en su edición de los jueves, el Alfa y Omega.

En el artículo entrevistan a Julián Carrón, presidente actual de uno de los nuevos movimientos surgidos en el seno de la Iglesia Católica, y en el se habla de la situación que la Iglesia atraviesa en la actualidad y se plantea cuál debiera ser la posición del católico que pretenda ser testigo de su fe en la sociedad en la que le ha tocado vivir.

Creo que lo que en ese artículo se expone podría servir de igual modo a la hora de hablar de pueblos desiertos en vez de iglesias desiertas, y de gente que lucha a contra corriente, defendiendo y viviendo por aquello en lo que cree.
Así pues, paso a adjuntar algunos fragmentos del texto:

"En la situación actual no basta la reacción a las provocaciones de los otros, estamos impulsados a descubrir de nuevo la originalidad del cristianismo. Hace falta una
presencia original, no reactiva"

"Una fe madura se expresa en obras en las que se encarna el deseo del hombre y, de este modo, ofrece una contribución a la vida social. La fe católica no es solamente un asunto privado o limitado a algún ámbito particular, sino que tiene también un papel público, porque es un factor que hace mejor, más humana y más positiva, la vida cotidiana
y sitúa en condiciones óptimas para afrontar los problemas y las dificultades, en las relaciones entre las personas, en la educación, en el trabajo, hasta en el compromiso
civil y político vivido como caridad."

«Lo que falta no es tanto la repetición verbal o cultural del anuncio cristiano. El hombre de hoy espera, quizás inconscientemente, la experiencia de un encuentro con personas para las que Cristo es una realidad tan presente que ha cambiado su vida. Es un impacto humano lo que puede sacudir al hombre de hoy». El encuentro, pues, con algo que corresponda a las exigencias del corazón, que sacuda a la
razón del entorpecimiento en que ha caído y constituya una respuesta que el moralismo no puede imaginar."

Por ello, si un consejo me atrevo a dar a catequistas y a los amantes de la vida rural, es que en la época en la que nos ha tocado vivir, ya no nos basta con discursos elocuentes para transmitir a los que nos rodean la grandeza de lo que vivimos, sino que la última palabra la tiene la impresión que nosotros mismos dejamos en ellos, el impacto que suscita nuestra vida en los demás. Para ello es necesario revisar con profundidad aquello por lo que vivimos, aquello que nos mueve y que hace que nos levantemos cada mañana, y sobre todo, que a la hora de hablar no recurramos a razonamientos abstractos, sino al testimonio de nuestra propia experiencia.

Un saludo para los cristianos y los no cristianos, para los hombres de pueblo y los hombres de ciudad.