LA CARRERA DE AL-HAMAR
Lanzóse el fiero bruto con ímpetu salvaje,
ganado a saltos locos la tierra desigual,
salvando de los brezos el áspero ramaje,
a riesgo de la vida de su jinete real.
El, con entrambas manos, le recogió el rendaje
hasta que el rudo belfo tocó con el petral;
mas todo en vano, ciego, gimiendo de coraje,
indómito al escape, tendióse el animal.
Las matas, los collados, las peñas, los arroyos
las zarzas y los troncos que el viento descuajó,
los calvos pedregales, los cenagosos hoyos
que el paso de las aguas del temporal formó,
sin aflojar un punto ni tropezar incierto,
cual si escapara en circo a la carrera abierto,
cual hoja que arrebatan los vientos del desierto
el desbocado potro veloz atravesó.
Y matas, y peñas, vallados y troncos
en rápida, loca, confusa ilusión,
del viento a los silbos, ya agudos, ya roncos,
pasaban al lado del suelto bridón.
Pasaban huyendo, cual vagas quimeras
que forja el delirio, febriles, ligeras,
risueñas o torvas, mohinas o fieras,
girando, bullendo, rodando en montón.
Del álamo blanco las ramas tendidas,
las copas ligeras de palmas y pinos,
las varas revueltas de zarzas y espinos,
las yedras colgados del brusco peñón,
medrosas fingiendo visiones perdidas,
gigantes y monstruos de colas torcidas,
de crespas melenas al viento tendidas,
pasaban en larga, fatal procesión.
Pasaban, sueños pálidos, antojos
de la ilusión; fantásticos e informes
abortos del pavor; mudas y enormes
masas de sombra sin color ni faz.
Pasaban de Al-hamar ante los ojos,
pasaban aturdiendo su cabeza
con diabólico impulso y ligereza,
en fatigosa hilera pertinaz…….
JZ
Lanzóse el fiero bruto con ímpetu salvaje,
ganado a saltos locos la tierra desigual,
salvando de los brezos el áspero ramaje,
a riesgo de la vida de su jinete real.
El, con entrambas manos, le recogió el rendaje
hasta que el rudo belfo tocó con el petral;
mas todo en vano, ciego, gimiendo de coraje,
indómito al escape, tendióse el animal.
Las matas, los collados, las peñas, los arroyos
las zarzas y los troncos que el viento descuajó,
los calvos pedregales, los cenagosos hoyos
que el paso de las aguas del temporal formó,
sin aflojar un punto ni tropezar incierto,
cual si escapara en circo a la carrera abierto,
cual hoja que arrebatan los vientos del desierto
el desbocado potro veloz atravesó.
Y matas, y peñas, vallados y troncos
en rápida, loca, confusa ilusión,
del viento a los silbos, ya agudos, ya roncos,
pasaban al lado del suelto bridón.
Pasaban huyendo, cual vagas quimeras
que forja el delirio, febriles, ligeras,
risueñas o torvas, mohinas o fieras,
girando, bullendo, rodando en montón.
Del álamo blanco las ramas tendidas,
las copas ligeras de palmas y pinos,
las varas revueltas de zarzas y espinos,
las yedras colgados del brusco peñón,
medrosas fingiendo visiones perdidas,
gigantes y monstruos de colas torcidas,
de crespas melenas al viento tendidas,
pasaban en larga, fatal procesión.
Pasaban, sueños pálidos, antojos
de la ilusión; fantásticos e informes
abortos del pavor; mudas y enormes
masas de sombra sin color ni faz.
Pasaban de Al-hamar ante los ojos,
pasaban aturdiendo su cabeza
con diabólico impulso y ligereza,
en fatigosa hilera pertinaz…….
JZ