Eres, moza garrida, como la tierra
Como la ruda tierra castellana
Que te ha visto nacer
Noble fuerte y sufrida
-.
Eres como tu tierra;
Lago de luz de nobles horizontes
Que recortan los montes
De la cecina sierra.
-
Retratas a Castilla
Al calor de sus campos se compara
El color de centeno de tu cara
Teñido de amapolas en tu mejilla
Copia su trigo el oro de tu pelo;
Pone el duelo en tus ojos el rocío,
Miro en ellos el fuego de su estío
Y el azul de su cielo.
-
Es tu anchurosa frente
Trasunto fiel de su veraz llanura;
Tu aliento me satura;
Es la brisa clara de su ambiente;
En la expresión conciertas
La paz de sus apriscos,
El ceño de los riscos,
La risa de sus huertas,
La triste opacidad de sus neblinas,
La luz de sus alegres alboradas
El frío de sus húmedas heladas;
El calor de sus lumbres campesinas;
Su miel, que en la colmena de tus labios,
Agujón punzante
De posibles agravios,
Su ciega sumisión a lo prescrito,
Su calma dócil, su bondad severa
La blandura asequible de su cera
Y la hosca solidez de su granito
-
Espejo de la tierra castellana
Que siendo moza, ya en tu pecho abrigas
Un corazón labrado por mil fatigas
Con surcos de besama;
Dulce como el albillo
Agria como la negra zarzamora,
Eres la castellana, la señora,
De tu propio castillo
L. M. K.
Como la ruda tierra castellana
Que te ha visto nacer
Noble fuerte y sufrida
-.
Eres como tu tierra;
Lago de luz de nobles horizontes
Que recortan los montes
De la cecina sierra.
-
Retratas a Castilla
Al calor de sus campos se compara
El color de centeno de tu cara
Teñido de amapolas en tu mejilla
Copia su trigo el oro de tu pelo;
Pone el duelo en tus ojos el rocío,
Miro en ellos el fuego de su estío
Y el azul de su cielo.
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Es tu anchurosa frente
Trasunto fiel de su veraz llanura;
Tu aliento me satura;
Es la brisa clara de su ambiente;
En la expresión conciertas
La paz de sus apriscos,
El ceño de los riscos,
La risa de sus huertas,
La triste opacidad de sus neblinas,
La luz de sus alegres alboradas
El frío de sus húmedas heladas;
El calor de sus lumbres campesinas;
Su miel, que en la colmena de tus labios,
Agujón punzante
De posibles agravios,
Su ciega sumisión a lo prescrito,
Su calma dócil, su bondad severa
La blandura asequible de su cera
Y la hosca solidez de su granito
-
Espejo de la tierra castellana
Que siendo moza, ya en tu pecho abrigas
Un corazón labrado por mil fatigas
Con surcos de besama;
Dulce como el albillo
Agria como la negra zarzamora,
Eres la castellana, la señora,
De tu propio castillo
L. M. K.