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"LA SOLEDAD"
Rincón de la Soledad,
el más famoso de Cuenca.
Si la Virgen te dió el nombre,
tú en el corazón lo llevas.
En un ángulo de vigas
la villa entera se sienta:
por respaldo, la pared,
siempre el barro es lo que cuenta.
Es aula bien defendida
de los vientos de La Peña
y entra el sol por las columnas,
fustes de roble, madera.
Aquí se interpreta todo
por muy difícil que sea:
los hay con callado ingenio,
otros desbordan su ciéncia.
Cuando se van los mayores,
YA ESTÁ EL GATO EN LA TALEGA,
el cinto por las costillas,
brincos da, qué saltos pega.
En tí aprendí las palabras
de uso común, como estas:
pimpirigallo, cirlanga,
zufra, almuestre, frontinela.
Eres tú, la Soledad,
la académia de la léngua.
¿Adónde se fue la iguada,
el sontró y la purridera?
Aquel lenguaje tan nuestro
se lo ha tragado la tirrra.
Rincón de la Soledad,
el más famoso de Cuenca.
Si la Virgen te dió el nombre,
tú en el corazón lo llevas.
En un ángulo de vigas
la villa entera se sienta:
por respaldo, la pared,
siempre el barro es lo que cuenta.
Es aula bien defendida
de los vientos de La Peña
y entra el sol por las columnas,
fustes de roble, madera.
Aquí se interpreta todo
por muy difícil que sea:
los hay con callado ingenio,
otros desbordan su ciéncia.
Cuando se van los mayores,
YA ESTÁ EL GATO EN LA TALEGA,
el cinto por las costillas,
brincos da, qué saltos pega.
En tí aprendí las palabras
de uso común, como estas:
pimpirigallo, cirlanga,
zufra, almuestre, frontinela.
Eres tú, la Soledad,
la académia de la léngua.
¿Adónde se fue la iguada,
el sontró y la purridera?
Aquel lenguaje tan nuestro
se lo ha tragado la tirrra.