"FRANCISCANO Y PEREGRINO"
Después, oh franciscano y peregrino,
del milagro que hicieses en Herrera,
te apareciste a Juán, que solo era
la pasión hacia tí, San Bernardino.
Canbiaste para siempre tu destino,
pidiéndole que urgente se pusiera
a edificar tu ermita en la pradera,
entonces un trigal del campesino.
Y lo que fuera un campo de sudores
se convirtió en la casa más querida
que al pueblo congregó en su larga historia.
Toma, humilde patrón, nuestros amores,
ermitaño perpétuo en nuestra vida,
por que tú eres de Cuenca la memória.
Después, oh franciscano y peregrino,
del milagro que hicieses en Herrera,
te apareciste a Juán, que solo era
la pasión hacia tí, San Bernardino.
Canbiaste para siempre tu destino,
pidiéndole que urgente se pusiera
a edificar tu ermita en la pradera,
entonces un trigal del campesino.
Y lo que fuera un campo de sudores
se convirtió en la casa más querida
que al pueblo congregó en su larga historia.
Toma, humilde patrón, nuestros amores,
ermitaño perpétuo en nuestra vida,
por que tú eres de Cuenca la memória.