PASTOR
Pastor que con tus silbidos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
tú, que hiciste cayado de este leño
en que tiendes los brazos poderosos;
Vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y tu palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbidos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, que por amores mueres;
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres,
espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
Lope de Vega
Pastor que con tus silbidos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
tú, que hiciste cayado de este leño
en que tiendes los brazos poderosos;
Vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y tu palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbidos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, que por amores mueres;
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres,
espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
Lope de Vega