EL RESPIGADOR
Casi siempre eran muchachos,
Las mujeres o el abuelo
Los que andaban encorvados
Apañando las espigas
Que dejaba el jornalero,
Cuando segaba los campos
Cebada, trigo o centeno.
Con una bolsa de lona
Amarrada por el cuello,
Se doblan por la cintura
Para ganarse el sustento
De llevar a casa el grano
Que no tenía su granero.
Los amos, escudriñaban
Por si algún segador viejo
Dejaba caer los haces
Para dejar en el suelo
Alguna espiga de mas,
De las que deja el trasiego,
De ir afanado en el tajo
Segando para otros dueños.
A veces, el capataz
No les dejaba resuello
Corriendo tras los rapaces
Que respigaban aquello.
Que sus gallinas quería
Soltarlas por el barbecho
Para que comieran trigo
Del que estaba por el suelo.
Los fornidos segadores
Los hombres de pelo en pecho
Cuando llegaron las maquinas
Se quedaron sin sustento.
Con las maquinas, el amo
Ni el polvo deja en el suelo
Ni para el respigador
Las mujeres o el abuelo.
El capataz se quedó
Sin gallinas y sin huevos
Que del trigo de los campos
Están los costales llenos
Sin que los sieguen las manos
De segadores del pueblo.
Casi siempre eran muchachos,
Las mujeres o el abuelo
Los que andaban encorvados
Apañando las espigas
Que dejaba el jornalero,
Cuando segaba los campos
Cebada, trigo o centeno.
Con una bolsa de lona
Amarrada por el cuello,
Se doblan por la cintura
Para ganarse el sustento
De llevar a casa el grano
Que no tenía su granero.
Los amos, escudriñaban
Por si algún segador viejo
Dejaba caer los haces
Para dejar en el suelo
Alguna espiga de mas,
De las que deja el trasiego,
De ir afanado en el tajo
Segando para otros dueños.
A veces, el capataz
No les dejaba resuello
Corriendo tras los rapaces
Que respigaban aquello.
Que sus gallinas quería
Soltarlas por el barbecho
Para que comieran trigo
Del que estaba por el suelo.
Los fornidos segadores
Los hombres de pelo en pecho
Cuando llegaron las maquinas
Se quedaron sin sustento.
Con las maquinas, el amo
Ni el polvo deja en el suelo
Ni para el respigador
Las mujeres o el abuelo.
El capataz se quedó
Sin gallinas y sin huevos
Que del trigo de los campos
Están los costales llenos
Sin que los sieguen las manos
De segadores del pueblo.