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CUENCA DE CAMPOS: Yo pocos recuerdos guardo del desván, salvo que era...

Yo pocos recuerdos guardo del desván, salvo que era un nido de ratas y ratones.
Muchos años de crio recuerdo que mis padres no nos dejaban subir a mis hermanos y a mí. Eso hacía que siempre que nos quedabamos solos intentáramos entrar en él, pero tenía una cerradura de aquellas antiguas y aparte un candado.
Cuando pasaron los años y nos hicimos adultos, descubrimos que todo que escondía el desván, eran trastos viejos y no nos dejaban subir para que no nos clavaramos alguna punta de aquellas oxidadas.
Recuerdo que los pocos muebles viejos que allí se guardaron, cuando volvimos a dar el valor a las cosas antiguas y quisimos recuperarles, ya era demasiado tarde. La carcoma y las ratas hicieron bien su trabajo y no quedo más remedio que aprovecharles para prender la calefacción.
Alguna mesíta se noche, algún cabecero de las camas y algunos libros antiguos, terminaron en la lumbre. Solo se salvaron un par de bicicletas antiguas que terminaron en el chatarrero de Villalón, pues si las hubiéramos utilizado, el resto de niños del pueblo nos hubieran sacado cantares.
Si recuerdo otros desvanes de casas de amigos, donde hicímos verdaderos estragos, pero eso es tema para otro día.