CUENCA DE CAMPOS: Las lavanderas...

Las lavanderas

"los que viven por sus manos"

Las mujeres en mi familia lavaron, agua, jabón de pan, latón, la tabla de madera a medias hundida en el agua que se tiñe de a poco por el humo blanco del jabón.

Las mujeres temprano en la mañana lavaron
lo primero que se siente es el olor acre
y dulce del jabón subiendo.
Las manos en el agua fría estrujan la ropa
la llevan contra el amor áspero de la tabla
y allí la tienen ida y vuelta algún tiempo para luego dejarla descansar.

Las manos al comienzo se enfrían, luego se ponen coloradas.
La sangre despertando revelándose contra la cercanía de la escarcha.

Las mujeres en mi familia lavaron y plancharon para afuera
se decía entonces sintiendo que el adentro menguaba
pero había también el alambre de lado a lado de los árboles
estaqueado con un palo al centro para que el peso no venciera el tendido, la ropa flotando al sol.

Pájaros ajenos devueltos a la blancura por manos silenciosas, se esperaba que hubiera buen tiempo, que secase rápido, que la señora mandara a buscar por la tarde. Claro está, que todo esto no alcanza, para construir un pasado
de mujeres que lavaban temprano en la mañana.

Los nombres que mi abuela no dijo, lo que mis tías callaban junto al fuego, se iba con el agua.
Se sabía que los hombres llevaban y traían escondida una palabra terrible, breve, fría como un pez.

Las mujeres en mi familia lavaron y plancharon
cuando la palabra falta, el gesto canta.

No, la palabra ácida de los hombres, la canción dice:
El amor es una mancha que no sale sin dolor, la palabra
arde, corren el agua, la espuma, las manos frotan, esperan las mujeres sin amor, lavan, acaso canten temprano en la mañana.

¡Que tiempos!