¿QUE TENEMOS?
Tenemos aire puro, torreznos y chorizo a la brasa, pendones que quieren ondear al viento antes de que llegue alguna comisión y les den fecha de caducidad.
Tenemos metido en nuestros oidos el sonido de esa dulzaina y tamboril que suena a la sombra de esa majestuosa iglesia. Tenemos recuerdos de unos que fueron godos y que hoy son despoblación.
Tenemos pueblos que se remueven en el barbecho de la resistencia, impacientes por ese devenir incierto. Tenemos oteros que quieren ser lo que fueron pero que difícilmente volverán a serlo. Muchas vueltas de tuerca habría que darle a la situación.
Tenemos palomares que fueron hermosos columbarios y barros que se han convertido en cemento. Tenemos gente que huyen de los decibelios y de los aparcamientos de pago. Tenemos estíos de dos meses que se convierten en fríos austeros.
Tenemos algún que otro niño, pan que se amasa e infinidad de recuerdos que retoñan como salvación. Tenemos gente con experiencia sana y natural.
Tenemos historias nunca contadas detrás de cada puerta cerrada a cal y canto. Tenemos gente incombustible que seguirá fiel a la defensa enconada de modo de vida.
Tenemos gente que seguira su pelea pacífica después de que haya pasado la canícula, después de que las persianas esten bajadas, después de que las solanas se queden con los mismos de siempre. Perdón, los mismos no, alguno se ha quedado en el camino; ley de vida.
Tenemos gente que apela al optimismo pero sin olvidar que las cosas cuando se las llama por su nombre, clarifican mucho.
Tenemos aire puro, torreznos y chorizo a la brasa, pendones que quieren ondear al viento antes de que llegue alguna comisión y les den fecha de caducidad.
Tenemos metido en nuestros oidos el sonido de esa dulzaina y tamboril que suena a la sombra de esa majestuosa iglesia. Tenemos recuerdos de unos que fueron godos y que hoy son despoblación.
Tenemos pueblos que se remueven en el barbecho de la resistencia, impacientes por ese devenir incierto. Tenemos oteros que quieren ser lo que fueron pero que difícilmente volverán a serlo. Muchas vueltas de tuerca habría que darle a la situación.
Tenemos palomares que fueron hermosos columbarios y barros que se han convertido en cemento. Tenemos gente que huyen de los decibelios y de los aparcamientos de pago. Tenemos estíos de dos meses que se convierten en fríos austeros.
Tenemos algún que otro niño, pan que se amasa e infinidad de recuerdos que retoñan como salvación. Tenemos gente con experiencia sana y natural.
Tenemos historias nunca contadas detrás de cada puerta cerrada a cal y canto. Tenemos gente incombustible que seguirá fiel a la defensa enconada de modo de vida.
Tenemos gente que seguira su pelea pacífica después de que haya pasado la canícula, después de que las persianas esten bajadas, después de que las solanas se queden con los mismos de siempre. Perdón, los mismos no, alguno se ha quedado en el camino; ley de vida.
Tenemos gente que apela al optimismo pero sin olvidar que las cosas cuando se las llama por su nombre, clarifican mucho.