Bajo mi punto de vista:
Como contaba en alguna ocasión, los loritos teníamos el nido a las afueras de la población de Cuenca de Campos, cerca de la fabrica y a unos 100 metros de la Caseta de las Ánimas, como siempre la hemos llamado.
Digo esto del nido, porque en realidad era un chalet bioclimático, con todos los elementos que al parecer cumplen o deban cumplir las nuevas construcciones.
Teníamos calefacción central (Antiguo Calentarium romano) de leña y paja, así como también una lumbre, en la que cocinábamos, calentábamos, toda clase de alimentos, en pucheros de barro, y sartenes de forja.
Todo el chalet, estaba hecho con materiales nobles, y biodegradables, y con los mejores aislantes: adobes, tejas recocidas, baldosas, y maderas nobles debidamente tratadas, algunos de los materiales empleados en la construcción, fueron elaborados en los altos hornos de mis abuelos paternos.
El agua completamente natural era del pozo, que mis abuelos y mis padres construyeron, esta era completamente incolora, inodora e insípida (de acuerdo a la definición que sobre el agua yo recuerdo) la sacábamos del pozo, con una soga y un caldero, vertiéndola en cantaros y botijos, que son estos uno de los descubrimientos más perfectos, para la conservación del agua, descubiertos por el hombre, para conservar el agua con su frescura y pureza, ¡Enhorabuena al inventor!
Para nuestro aseo, usábamos agua y jabón de lagarto, claro cuando lo teníamos.
Para dormir en colchones confeccionados con vellones de pura lana de oveja.
Para alumbrarnos, velas de cera virgen, carburo, y el chichote, nunca nos fallaba la luz.
El chalet a la entrada, estaba protegido por árboles: perales, cascabelillos, manzanos, y otros, aparte de las sebes y alguna parra.
Vamos que era de los más ecológico y natural.
En la granja; ¡que digo yo granja! en el corral, gallinas, conejos y un par de cabras, que nos daban leche uperizada, desnatada, con calcio, con omega3, y otros nutrientes más.
La producción, la controlábamos con nuestros estómagos y el de algún vecino más.
Las noticias, la recibíamos vía satélite, a través de las estrellas, y de los fuertes vientos, que soplaban desde los Picos de Europa y otras latitudes, también las recibíamos por vía oral, escrita, y de vez en cuando con algún pregón que otro.
Pienso que las personas deberíamos tener el punto de mira más alto, pero comprendo que en algunos casos concretos, es imposible.
Saludos para todos
Como contaba en alguna ocasión, los loritos teníamos el nido a las afueras de la población de Cuenca de Campos, cerca de la fabrica y a unos 100 metros de la Caseta de las Ánimas, como siempre la hemos llamado.
Digo esto del nido, porque en realidad era un chalet bioclimático, con todos los elementos que al parecer cumplen o deban cumplir las nuevas construcciones.
Teníamos calefacción central (Antiguo Calentarium romano) de leña y paja, así como también una lumbre, en la que cocinábamos, calentábamos, toda clase de alimentos, en pucheros de barro, y sartenes de forja.
Todo el chalet, estaba hecho con materiales nobles, y biodegradables, y con los mejores aislantes: adobes, tejas recocidas, baldosas, y maderas nobles debidamente tratadas, algunos de los materiales empleados en la construcción, fueron elaborados en los altos hornos de mis abuelos paternos.
El agua completamente natural era del pozo, que mis abuelos y mis padres construyeron, esta era completamente incolora, inodora e insípida (de acuerdo a la definición que sobre el agua yo recuerdo) la sacábamos del pozo, con una soga y un caldero, vertiéndola en cantaros y botijos, que son estos uno de los descubrimientos más perfectos, para la conservación del agua, descubiertos por el hombre, para conservar el agua con su frescura y pureza, ¡Enhorabuena al inventor!
Para nuestro aseo, usábamos agua y jabón de lagarto, claro cuando lo teníamos.
Para dormir en colchones confeccionados con vellones de pura lana de oveja.
Para alumbrarnos, velas de cera virgen, carburo, y el chichote, nunca nos fallaba la luz.
El chalet a la entrada, estaba protegido por árboles: perales, cascabelillos, manzanos, y otros, aparte de las sebes y alguna parra.
Vamos que era de los más ecológico y natural.
En la granja; ¡que digo yo granja! en el corral, gallinas, conejos y un par de cabras, que nos daban leche uperizada, desnatada, con calcio, con omega3, y otros nutrientes más.
La producción, la controlábamos con nuestros estómagos y el de algún vecino más.
Las noticias, la recibíamos vía satélite, a través de las estrellas, y de los fuertes vientos, que soplaban desde los Picos de Europa y otras latitudes, también las recibíamos por vía oral, escrita, y de vez en cuando con algún pregón que otro.
Pienso que las personas deberíamos tener el punto de mira más alto, pero comprendo que en algunos casos concretos, es imposible.
Saludos para todos