CUENCA DE CAMPOS: LA MELANCOLIA ...

LA MELANCOLIA
A la luz tibia del otoñal ocaso
Entre marchitos arboles torcia
Mi errante senda el caprichoso acaso;
Deidad hermosa y triste halle a mi paso,
Y eras tu esa Deidad, Melancolia.
De derribado muro rotas piedras
Eran tu trono, al que mullida alfombra
Las enlazas huedras
Daban, y un sauce vacilante sombra;
Alli sentada, el cielo transparente
Levantabas, marcada con el sello
De tranquilo dolor, la augusta frente;
Y brillaba en tus ojos seductores
el que nos dejas palido destello
Los perdidos amores.
Me miraste llegar, y sonreiste
Con la incierta sonrisa,
Que deja al alma triste
Entre el dolor y el júbilo indecisa;
Y a mi viniendo con semblante amigo,
Me asiste de la diestra, y apartando
las mustias rama, con acento blando
Cariñosa esclamaste:"! ven conmigo!"
Y contigo gruce la selva umbrosa,
Y vi morir las luces de la tarde,
Y vi nacer la estrella esplendorosa
Que la primera en las tinieblas arde;
Y respire feliz el triste encanto
Que alagandonos mas que la alegria,
Los ojos baña en delicioso llanto.
Y desde entonces, al morir el dia,
Escalo audaz las pardas
Rocas del monte, y a la obscura umbria
Voy, donde fiel a tu amador aguardas;
Y de tu mano asido,
La senda busco del oculto nido;
Y donde en breve espacio el bosque cierra
Nuestro horizonte con sus verdes velos,
Evoco los recuerdos de la tierra
Y tu las esperazas de los cielos.
Teodoro Llorente