EL PAJARILLO
Yo vi sobre un tomillo
quejarse un pajarillo,
viendo su nido amado,
de quien era caudillo,
de un labrador robado.
Vile tan congojado
por tal atrevimiento,
dar mil quejas al viento
para que al cielo santo
lleve su tierno llanto,
lleve su triste acento.
Ya con triste armonía,
esforzando el intento,
más sonoro volvía;
ya circular volaba;
ya rastrero corría;
ya, pues, de rama en rama
al rústico seguía,
y saltando en la grama
parece que decía:
“Dáme, rústico fiero,
mi dulce compañía.”
Y que le respondía
el rústico: “No quiero.”
E. M. V.
Yo vi sobre un tomillo
quejarse un pajarillo,
viendo su nido amado,
de quien era caudillo,
de un labrador robado.
Vile tan congojado
por tal atrevimiento,
dar mil quejas al viento
para que al cielo santo
lleve su tierno llanto,
lleve su triste acento.
Ya con triste armonía,
esforzando el intento,
más sonoro volvía;
ya circular volaba;
ya rastrero corría;
ya, pues, de rama en rama
al rústico seguía,
y saltando en la grama
parece que decía:
“Dáme, rústico fiero,
mi dulce compañía.”
Y que le respondía
el rústico: “No quiero.”
E. M. V.