Todos nos hemos fijado alguna vez en alguna puerta. Hemos pasado delante de un corral, de una casa, de un pajar..... etc y hemos dicho: "que buena puerta tiene fulanito" o " que pena de puerta, está a punto de caerse". Como muchas cosas por estas tierras.
Las puertas eran muchas veces un fiel reflejo de sus dueños, de su poder económico. Destacaban las grandes portadas de los grandes terratenientes del pueblo. Todas eran diferentes, las de los graneros, las de las cuadras, las de las casas, las de los corredores.... etc. No había ninguna puerta que fuera igual a otra sino fijaros atentamente.
Cada una tiene vida propia. Hablan con sus chirridos suaves o broncos; tienen sus iras que estallan en recios golpes; hay veces que gimen y se expresan en las largas noches invernales, en esos casones grandes y viejos, con sacudidas y portazos que muchas veces no comprendemos.
Algunas estan en perfecto estado, lo que dice mucho de su dueño; pero otras estan hinchadas por la humedad y carcomidas por la dejaded o abandono de sus dueños.
Respetemos todas las puertas, porque todas tienen su encanto y guardan detrás de ellas una historia diferente en cada sitio. Son mudos testigos de los avatares de la vida. Son como un pergamino en el que el tiempo va escribiendo su historia y la de sus moradores que estan detrás de ella.
Hay un dicho que dice: "si se cierra una puerta se abre otra". Lo que no sabemos si detrás de esa puerta vamos a encontrar nuestra felicidad o nuestro infortunio.
Las puertas eran muchas veces un fiel reflejo de sus dueños, de su poder económico. Destacaban las grandes portadas de los grandes terratenientes del pueblo. Todas eran diferentes, las de los graneros, las de las cuadras, las de las casas, las de los corredores.... etc. No había ninguna puerta que fuera igual a otra sino fijaros atentamente.
Cada una tiene vida propia. Hablan con sus chirridos suaves o broncos; tienen sus iras que estallan en recios golpes; hay veces que gimen y se expresan en las largas noches invernales, en esos casones grandes y viejos, con sacudidas y portazos que muchas veces no comprendemos.
Algunas estan en perfecto estado, lo que dice mucho de su dueño; pero otras estan hinchadas por la humedad y carcomidas por la dejaded o abandono de sus dueños.
Respetemos todas las puertas, porque todas tienen su encanto y guardan detrás de ellas una historia diferente en cada sitio. Son mudos testigos de los avatares de la vida. Son como un pergamino en el que el tiempo va escribiendo su historia y la de sus moradores que estan detrás de ella.
Hay un dicho que dice: "si se cierra una puerta se abre otra". Lo que no sabemos si detrás de esa puerta vamos a encontrar nuestra felicidad o nuestro infortunio.