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CUENCA DE CAMPOS: "LA SOLEDAD Y SU CONCURRÉNCIA"...

"LA SOLEDAD Y SU CONCURRÉNCIA"

Calles, corrillos y plaza mayor, hoy ajardinada y con fuente luminosa, en tiempo de invierno eran verdaderos lodazales. Las llantas de los carros, se iban hundiendo y el paso de animales las hacían poco menos que intransitables para las personas.
Resultaban insuficientes las piedras de los páramos que cada año los labradores porteaban gratis para el município, en cantidad proporcional a la labranza que poseyeran. Las aceras, formadas con piedras de distintos tamaños y procedéncias, mostraban continuos desniveles.
La Plaza Mayor, era el punto neurálgico de la villa. Tuvo varios nombres, uno fue Plaza de la Constitución. En ella se encuentran los sitios más emblemáticos de la población, y que han servido siempre como lugares básicos de referéncia, y esparcimiento. El soportal que va desde la Piedra Redonda a la Soledad es, además de típico, de lo más antíguo de la villa.
Sobre la Piedra Redonda, han reposado muchas generaciones. Ella alivió la fatiga de laboriosos conquenses cuando regresaban de cavar y podar las viñas de Carriego. Así la recuerdo.

"PIEDRA REDONDA"
Habló la Piedra Redonda,
la que en edades lejanas
hizo brotar del racimo
la sangre del sol en lágrimas.
Hoy, ya me veis, hecha quilla
de esta nave porticada,
los siglos y el barlovento
aquí me tienen varada.
Soy centinela en tres calles,
asiento de encrucijada,
ojo de cíclope en vela,
siempre fui la más nombrada.
Me hiciste fina de oído,
cantero de La Mudarra,
quedó grabado en mi testa
todo lo que aquí pasaba.
Padezco muchos silencios;
van muchas bocas cerradas,
ni arrieros ni pastores
por esta alegre cañada.
Y aquellos viejos amigos
que sobre mí descansaban
al regresar de la viñas,
con su alforja y con su azada,
no han vuelto más a cruzar,
pero abrigo la esperanza
de que aparezcan un día
sin la espalda tan curvada.
Su fatiga se ha clavado
como un puñal en mi entraña.
Sus imágenes palpitan,
tomadlas, están intactas.

Autor, Aderito Pérez Calvo.