"A LA MUJER MALTRATADA"
Mujer que tiemblas tras la puerta
deseando que pase la noche,
temiendo que aparezca en casa
quien de fuerza hace derroche;
cuerpo con heridas ocultas,
mirada que refleja el miedo,
te sientes atada a la desdicha,
sin salida, sin tierra ni puerto;
el futuro no tiene sentido,
solo desde el dolor se percibe,
la negrura que ves en tu destino
cubre de canas tu pelo libre.
No te sientas culpable,
no pienses que es merecido,
mujer, tú naciste libre,
no para carne de castigo;
duele el mundo que te rodea,
el siléncio al que te has acogido,
mentiras hacen de tu vida
un constante, inmenso, hastío.
No menosprecies así tu vida,
reconoce en ti misma el valor,
lánzate a pesar del miedo
intenta salir de ese infinito dolor;
es duro hacerlo, el pánico seguirá,
y quizás te encuentres un día
entre las que no lograron pasar.
Ahora, mujer, mueres día a día,
tu cuerpo amoratado lo demuestra,
busca al fin esa salida
que te haga ganar la apuesta;
siéntete libre, dentro de tu alma
vuela muy alto, como cualquier gorrión,
no dejes que el cazador corte tu rama,
tu eres, mujer, libre, libre como el sol:
naciste para ser cuidada, amada,
nunca para objeto de pasión,
y menos de esa pasión ciega
que día a día, te procura dolor.
Repito una de las estrofas,
la grito, que suene mi voz,
no te sientas jamás culpable,
no pienses que lo has merecido;
mujer, tú has nacido para ser libre
y nunca carne de castigo.
Mujer que tiemblas tras la puerta
deseando que pase la noche,
temiendo que aparezca en casa
quien de fuerza hace derroche;
cuerpo con heridas ocultas,
mirada que refleja el miedo,
te sientes atada a la desdicha,
sin salida, sin tierra ni puerto;
el futuro no tiene sentido,
solo desde el dolor se percibe,
la negrura que ves en tu destino
cubre de canas tu pelo libre.
No te sientas culpable,
no pienses que es merecido,
mujer, tú naciste libre,
no para carne de castigo;
duele el mundo que te rodea,
el siléncio al que te has acogido,
mentiras hacen de tu vida
un constante, inmenso, hastío.
No menosprecies así tu vida,
reconoce en ti misma el valor,
lánzate a pesar del miedo
intenta salir de ese infinito dolor;
es duro hacerlo, el pánico seguirá,
y quizás te encuentres un día
entre las que no lograron pasar.
Ahora, mujer, mueres día a día,
tu cuerpo amoratado lo demuestra,
busca al fin esa salida
que te haga ganar la apuesta;
siéntete libre, dentro de tu alma
vuela muy alto, como cualquier gorrión,
no dejes que el cazador corte tu rama,
tu eres, mujer, libre, libre como el sol:
naciste para ser cuidada, amada,
nunca para objeto de pasión,
y menos de esa pasión ciega
que día a día, te procura dolor.
Repito una de las estrofas,
la grito, que suene mi voz,
no te sientas jamás culpable,
no pienses que lo has merecido;
mujer, tú has nacido para ser libre
y nunca carne de castigo.