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CUENCA DE CAMPOS: A Todos los Santos de Cuenca de Campos:...

A Todos los Santos de Cuenca de Campos:

El otoño litúrgico avanza, tiernamente ungido de melancolía, por el paisaje desolado de noviembre. Ya no hay verdor, ni golondrinas, ni rosas. Bajo un cielo absoluto, la tierra levanta los árboles desnudos, como a esqueletos descarnados, para una danza con la muerte; y gime, cuando el labrador le hunde, sin piedad, el arado, en una maravillosa geometría de sementeras y de surcos. Yo no sé como los vendimiadores tienen alientos para cantar al amor pagano un madrigal de racimos, ahora que la naturaleza pena, ante la venida de las nieves, que han de sepultarla, como en el mármol frío de la tumba.
Caminamos por este otoño espiritual con miedo, con fatiga, con nostalgia.
Pero aún tiene un respiro de gozo nuestro corazón con esta fiesta de Todos los Santos.
Pues la paz del mundo no puede amanecer si estos santos anónimos, sin aureolas, no cambian con su ejemplo los rumbos de la sociedad.
Fiesta de Todos los Santos. Otoño. Recogimiento del alma, trascendida a dulces conversaciones con el cielo. Celebradla en lo íntimo de vuestro hogar, pensando en los santos familiares, junto a la misma mesa donde el padre y la madre nos partían el pan, la doctrina cristiana y el consejo; las flores, los cuadros, las costumbres que amaron; este lecho donde el dolor largo iba calladamente haciéndoles imagen viva de Jesucristo en su cruz... y ellos sonreían para no turbar nuestro gozo. Asomaos a la ventana, a los mismos paisajes que hicieron descanso, contemplación del Señor y alegría de sus almas. Y si las lágrimas os ciegan, ya vendrá desde lo alto una música callada, nunca oída, el salmo de todos los santos -nuestro padre, nuestra madre, la hermana, el esposo, el hijo- cantan al Cordero. Y entonces tendréis la gloria celeste dentro del corazón.

Fermín Yzurdiaga Lorca.

(BAC)