?. No quiero quitarte la razón en todo esto que dices, sobre la Ronda de los Penitentes, pero el lavadero del que haces mención, es de los años 50, y en cuanto a la Ría, alomejor, ni siquiera existía todavía, ya que creo que el relato
que menciona Aderito, es del siglo XVIII, u XIX, o quien sabe si existió algún puente provisional para cruzarla.
A continuación te pido que leas estos renglones copiados del libro de Aderito:
La procesión de los encapuchados salía de S. Mamés a S. Juán por la puerta N. Ciertos penitentes se aprovecharon del disfraz para vengarse de algún encapuchado con el que habían tenido pleito o reyerta. De hecho, se registraron varios crimenes en distintos años. Con el fin de evitarlos, suprimieron esta importante procesión.
RONDA DE LOS PENITENTES
Ronda de los penitentes,
callejón de los suspiros,
por tí falsos nazarenos
cruzaron ya muchos siglos.
De S. Mamés a S. Juán
entonces se oyeron gritos
de venganzas miserables
que tiñeron el camino.
Una alevosa tijera, te cortó,
a mí me lo han dicho,
los arcos de esos tres puentes
que tuviste por vecinos.
Atiende un poco conquense,
en la historia quedó escrito,
y en el Charco Pellejero
la luna hundió su cuchillo.
Doloroso Jueves Santo,
encapuchados furtivos
mancharon con sus rencores
la Pasión de Jesucristo.
Y la torre de S. Juán
lo vió en sus colores vivos,
y lo gravó en su penumbra
su artesonado morisco.
que menciona Aderito, es del siglo XVIII, u XIX, o quien sabe si existió algún puente provisional para cruzarla.
A continuación te pido que leas estos renglones copiados del libro de Aderito:
La procesión de los encapuchados salía de S. Mamés a S. Juán por la puerta N. Ciertos penitentes se aprovecharon del disfraz para vengarse de algún encapuchado con el que habían tenido pleito o reyerta. De hecho, se registraron varios crimenes en distintos años. Con el fin de evitarlos, suprimieron esta importante procesión.
RONDA DE LOS PENITENTES
Ronda de los penitentes,
callejón de los suspiros,
por tí falsos nazarenos
cruzaron ya muchos siglos.
De S. Mamés a S. Juán
entonces se oyeron gritos
de venganzas miserables
que tiñeron el camino.
Una alevosa tijera, te cortó,
a mí me lo han dicho,
los arcos de esos tres puentes
que tuviste por vecinos.
Atiende un poco conquense,
en la historia quedó escrito,
y en el Charco Pellejero
la luna hundió su cuchillo.
Doloroso Jueves Santo,
encapuchados furtivos
mancharon con sus rencores
la Pasión de Jesucristo.
Y la torre de S. Juán
lo vió en sus colores vivos,
y lo gravó en su penumbra
su artesonado morisco.