Los polvos de la madre Celestina
Señor maestro, preguntó Raimundo,
los polvos de la madre Celestina,
que todo lo alcanzaban en el mundo,
¿se sabe o se imagina
de qué pudieran ser?
Cuatro ingredientes,
díjole el preceptor, omnipotentes,
entraban en la mágica mixtura:
oro, saber, esfuerzo y hermosura.
Hoy, lo que tantas maravillas obra
es el oro no más: el resto sobra.
Por gracia, no de Dios, reina el dinero,
soberano señor del mundo entero.
Señor maestro, preguntó Raimundo,
los polvos de la madre Celestina,
que todo lo alcanzaban en el mundo,
¿se sabe o se imagina
de qué pudieran ser?
Cuatro ingredientes,
díjole el preceptor, omnipotentes,
entraban en la mágica mixtura:
oro, saber, esfuerzo y hermosura.
Hoy, lo que tantas maravillas obra
es el oro no más: el resto sobra.
Por gracia, no de Dios, reina el dinero,
soberano señor del mundo entero.