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sí, fueron las nevadas del invierno pasado. Saludos.
Cap. IV Tiempos de liberación. (Cont.)

Sobre lo que sucediera en Membibre en estos primeros compases de la nueva era, la Edad Gótica, guarda relación y tiene que ver con anteriores formas de progreso y como un seguimiento de las costumbres e industrias tradicionales. Ahora no tanto en esta primera fase de la Edad Gótica como en la segunda, se podría decir que se trata de la época de mayor desarrollo y previsión para los habitantes del viejo castro en El Castillo.

Este lugar de El Castillo, ... (ver texto completo)
¡Oh, sí. Membibre es el pueblo de las choperas. Es algo característico, pero en algunos casos es difícil acceder al espacio entre árboles, pues los álamos forman una tupida selva en el centro justo del pueblo. saludos.
vega fria
¿Qué tipo de árboles hay en el monte?
Cap IV. Tiempos de liberación. Las invasiones del norte. (Cont)

Con la llegada de los visigodos y la supervisión de los territorios, riquezas y propiedades que había en cada lugar y población, como aquello había que hacerlo de alguna manera puesto que la cosa ya estaba un tanto civilizada, los conquistadores del norte hicieron un pacto político con los propietarios hispanorromanos.
La organización del estado visigodo se hizo de la siguiente manera: desde el principio los administradores usaron la antigua división en provincias de la Hispania Romana y, al frente de cada provincia, con su correspondiente capital, pusieron a los duques, grandes señores de aquellas tribus que les iba más la historia de mandar que no la vida de la corte y crearon después unas circunscripciones más pequeñas en torno a las otras ciudades y al frente de cada una de ellas pusieron a un Conde.
Con esta clase de organización el rey y los nobles visigodos, los obispos cristianos y los honorables señores hispanos negociaron la propiedad de la tierra, o sea, hicieron un pacto legal -algo sin precedentes en tiempos anteriores- por el cual dos partes de las tierras de cierto lugar o región serían para los señores godos y una parte tan solo para los antiguos dueños hispanorromanos. Esto hacía tan solo cien o doscientos años fuera una cosa impensable pues los romanos cuando se adueñaron de Hispania no respetaron ninguna clase de propiedad o nombramiento y arrasaron sin más con todo lo que pillaron, claro que eran otros tiempos.
Otro asunto muy importante en estos años de dominación visigoda es la pérdida de importancia y gobierno de las instituciones municipales o sea de los Consejos o Consistorios que ya existieran en pueblos y ciudades. La cosa se podría pensar que en tiempos de los romanos fuera esa forma uno de los resortes más importantes que se conservaran de organización para los propios habitantes hispanos que, de cierto, eran los dueños del lugar. Las cúpulas de poder y administración que existieran desde siempre en las grandes ciudades de Hispania habrían desaparecido a la llegada de la multitud de gentes de Italia y prebostes del ejército romano y ese gobierno autóctono habría quedado recogido en torno a esas instituciones municipales. Al desaparecer los romanos y advertirse en el medio la autoridad visigoda acaso se pensara en una promoción de esos Consejos o Consistorios, pero la cosa se decantó hacia el otro lado y en lugar de eso, las instituciones locales sufrieron un importante retroceso, sino su desaparición en muchos casos debido a la concentración de autoridad en la figura de los Condes en las ciudades y de los Duques al frente de las provincias, pues acaso éstos fueran muy celosos de sus atribuciones.
Ese nuevo ambiente de dominio se desarrolla, entonces, a partir de las importantes capitales de las provincias y en torno a Toledo, lugar central donde residía el rey y su corte. Las castas y dinastías de guerreros godos guardaron siempre cierta distancia con el resto de los honorables hombres hispanos y sus familias. En este sentido habría sido el estamento religioso, curas y obispos de la corte quienes habrían servido de auténtico gozne para el diálogo entre los señores godos con los poderes civiles, comerciales y sociales de las ciudades. Pero también es un poco el mito que se creó a su alrededor, un mito en el que jugaba un papel importantes su rancia fe arriana por la cual en la tierra no había otro dios, además de Dios, que ellos mismos, una fe que va más allá de la conversión de Recaredo si no hasta el final de la existencia de esos clanes de guerreros.
Pocas cosas más se podrían decir de la sociedad hispanogoda, ahora convertida, de aquel fantástico experimento de nación propuesto por gentes extranjeras. No cabe duda que el tiempo y la historia, la investigación y la arqueología traerán para nosotros nuevos datos que arrojen luz sobre esa fantástica era que había supuesto el fin para uno de los imperios más peligrosos y dañinos de la antigüedad. La gran masa de mujeres y hombres visigodos después de pasadas unas décadas de dominio acabaron por adoptar la lengua latina para su uso y el uso administrativo y legislativo, aunque que se duda si la gente de la corte y grandes personajes de la nobleza llegasen a usarlo alguna vez pues muchos de los reyes en fechas avanzadas necesitaban de intérpretes de Latín para entenderse con el común de las gentes que lo utilizaban.
En cuanto a otros adelantos o manifestaciones, la presencia visigoda es parca en esa clase de asuntos, apenas existen grandes construcciones de esa época, aunque sin duda el progreso continuó en la fábrica de edificios y obras públicas con el referente de la Arquitectura Visigoda. Tampoco existen grandes manifestaciones culturales y en cuanto a la legislación la cosa se rige por el famoso "Fuero Juzgo", una preclara adaptación del código de leyes romanas. Hacer mención aquí al poderoso concepto de Tesoro Público tan famoso en la actualidad y que acaso tenga un antecedente en el famoso Tesoro o Tesaurus Visigodo, toda una institución en el programa de organización visigodo y creado a partir de las riquezas que el ejército había conseguido en sus conquistas por media Europa. En ese tesoro, se cuenta, estaba la mesa del Rey Salomón conseguida en el saqueo de Roma y conseguida a su vez por los romanos en el saqueo de Jerusalem. Fue en torno a la administración y cuidado de ese tesoro donde se reunieron el cobro de los impuestos y los negocios de la casa del rey y de la corte.
Tradicionalmente la Edad Media o Gótica se ha dividido en dos periodos, la Alta Edad Media, la más antigua, la que comenzara con la caída de Roma y la Baja Edad Media que terminaría con la caída de Constantinopla y el Descubrimiento de América con una separación o gozne entre ambas hacia el año 1.150 de nuestra era.
Otro asunto interesante viene dado al pensar de qué resortes o artilugios habría aparecido de la nada la típica sociedad gotieva en estos lugares de Spania. Ello viene propuesto por una serie de importantes hechos históricos: la presencia de los propios visigodos, la invasión musulmana en el siglo VIII y la puesta en marcha de la Reconquista por parte de los señores cristianos.
Pero el lugar donde hay que investigar sigue siendo la clase de gentes, señores honorables y familias de ricos en tierras, siervos y riqueza de la sociedad tradicional autóctona y la "clase media" de dicha sociedad. En este sentido hay que recordar aquí aquel reparto de tierras y posesiones que se hiciera al principio del dominio visigodo con los obispos cristianos y los señores hispanos. Sería precisamente ahí, en ese reconocimiento o respeto de propiedades -un tercio de las mismas, luego un tercio de señores- el lugar de donde procederían los primeros y más auténticos señores hispanogodos y después por simpleza "cristianos" del gotievo en Hispania. Se calcula que, en diferentes migraciones habrían llegado alrededor de unos 200.000 visigodos entre mujeres, guerreros, niños y ancianos, y que por esos mismos años había en Hispania una población de unos 5 millones de habitantes.
Siguiendo con el tema, hay que decir que en los últimos tiempos de sociedad hispanorromana lo que sucediera con los importantes hombres honrables hispanos sería una cosa parecida a lo que sucediera con los obispos cristianos. Muchos de esos señores habrían conseguido también puestos importantes en la administración de las ciudades en ayuda del aparato de administración romano, incluso los puestos de los "comites". Ahora con la administración visigoda vendría a suceder otro tanto. Con el paso del tiempo y en los límites de su poder sucedería un proceso de mezcla de gentes entre los señores visigodos que irían perdiendo puestos de autoridad, ya que no existe un nuevo aporte de gentes desde Europa y el aumento de la complejidad del gobierno, en favor precisamente de los señores hispanos. A la llegada de los Árabes, la mayoría de los señores visigodos, duques, príncipes, condes y las otras gentes desaparecen en el entramado de la sociedad hispanogoda.
Las gentes visigodas no regresaron a su lugar en Europa y quedaron camuflados o reconvertidos en la nueva clase de gentes que se opusieron a la conquista musulmana. Junto a esa clase de señores y gentes godas, aparecen, se manifiestan como de la nada otra clase de importantes señores autóctonos que también se oponen a la conquista árabe. Todas estas circunstancias es lo que a la postre terminaría por conformar los espacios y los señores típicos del Gotievo, sus castillos y feudos y los tipos de gentes de esa era en los lugares peninsulares. Ahora con el nuevo look de "señores cristianos" ya se podría iniciar la reconquista, algo que sucedería a continuación, de inmediato a la invasión musulmana.
El fenómeno de la Reconquista, así, podría ser matizado en el sentido de que no fuera ese el afán de aquellos primeros señores hispanos autóctonos en los lugares peninsulares, sino una simple manifestación o demostración de los mismos. No existe, entonces, en un principio Reconquista, sino defensa palmaria de sus derechos por parte de los señores hispanos, defensa de sus tierras, casas, riqueza, en contra de los árabes invasores. Señores que en su totalidad habrían conseguido la autonomía al explosionar el núcleo de autoridad visigoda en Guadalete en el año 710 0 711 después y la toma de Toledo justo a continuación, con esas mismas fechas. ... (ver texto completo)
Cap. IV Tiempos de liberación. Las invasiones del norte. (Cont.)

El pueblo visigodo fue sin duda el pueblo más importante y glorioso de todos los que habían bajado del norte, no solo por su visión de la jugada ya que desde el principio buscaron la alianza con los últimos césares, sino por la extensión de los territorios conquistados y la fama de sus hombres.
En el año 416 tan solo seis años después de que Alarico devastase Roma, los reyes visigodos reciben mensajes desde la Ciudad Eterna, pues ... (ver texto completo)
Fe de Erratas: Toledo no es ciudad de antiguos Vetones sino de antiguos Carpetos. ¡ah esto de confundir el oido con el olfato!
Sobre la capitalidad del reino visigodo en Hispania: es el rey Leovigildo quién la nombra capital en torno al 573 después.
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Cap. IV Tiempos de liberación. Las invasiones del norte. (Cont.)

En cuanto al aspecto religioso en estas primeras décadas de dominio visigodo lo que se advierte es una desaparición de los dioses de ambiente clásico, pero ello dentro de un ambiente normal de descreencias y ausencia de dioses. La religión es algo muy importante, pero solo para los iniciados, acaso una moda cara para la multitud de las gentes. Con el transcurrir de los años se manifiestan las nuevas prácticas, más grandiosas y más políticas. Ahora por lo que se derrama la sangre y el saber es el Arrianismo y el Cristianismo Católico.
Los Visigodos cuando llegaron a Hispania ya traían consigo su manera de interpretar la religión cristiana, es decir, el Arrianismo y también sus propios curas y obispos que la defendían. El Arrianismo solo reconocía la divinidad de Dios, no la de Jesucristo ni la del Santo Espíritu y esto ocasionó serias y múltiples disputas con el catolicismo de los círculos y enterados católicos de la vieja sociedad hispanorromana.
Aquí aparece un hecho crucial, multitudinario y espectacular: la conversión al catolicismo del rey Recaredo. Esto ocurrió durante la celebración del Concilio III de Toledo en el año 589, una gran ceremonia y acontecimiento social que ésta ciudad recordará para siempre en sus anales y los siglos venideros.
Los templos más antiguos que se conservan en los lugares peninsulares de culto cristiano -solo alguno de ellos- son los siguientes: La Basílica de Santa María de Carranque en Toledo, que conserva solo parte del ábside y se data de finales del siglo IV; el Martirium de la Alberca en Murcia que data del siglo IV; una serie de basílicas de ábsides contrapuestos como la de Vega del mar en Málaga que data de los siglos IV-V y la iglesia de Casa Herrera en Badajoz y una basílica de planta paleocristiana en Barcelona que data del siglo IV.
Estos son los lugares de culto cristiano más antiguos en los espacios peninsulares y no hay noticia de que para esos siglos existan esa clase de edificios en la Meseta Norte ni más allá.
Este tipo de construcciones de culto donde los cristianos se reunían para celebrar los sacramentos tiene su continuación en la llamada Arquitectura Visigoda. Los templos que quedaron de la formas de hacer visigodas en la Península son: Ermita de Santa María en Quintanilla de las Viñas, un pueblo de Burgos; iglesia de San Juan de Baños del Cerrato en Palencia; la iglesia de San Martín y Santa Comba de Bande de Orense; la iglesia de San Pedro de la Nave en Zamora y la iglesia de Santa Lucía en Alcuéscar, pueblo de Cáceres. Todas estas construcciones datan del siglo VII-VIII y parece ser que ya por estos siglos las prácticas cristianas se encontraban muy organizadas con cierto presupuesto para la construcción y el mantenimiento de los templos.
Toda esta relación de templos y lugares de culto no tiene otro objeto que el de presenciar y darse cuenta de la importancia real del cristianismo en todos esos siglos de nuestra era en los ambientes peninsulares. Es decir, el cristianismo es algo que no estuvo presente en la mayoría de esos lugares desde el principio, visto desde hoy desde hace XX siglos. Es de aseverar al mismo tiempo la persistencia y el interés puesto por esos cristianos en la expresión de su fe y su manera particular de comportarse y concebir las cosas, la naturaleza y el universo. El cristianismo en la inmensidad de los lugares era solo cosa de "enterados", incluso de "progres" que sabían de las modas y de la circulación de las ideas. El número escaso de esos templos nos lo muestra, y aunque pudiera haber otros templos perdidos u olvidados, su número sería lo suficientemente escaso para seguir con la idea. Y ¿quién entonces se aprovechó de esa manera de colocar las razones históricas? Pues los mismos de siempre, aquellos a quienes les interesara, aquellos que desde el principio les interesaran las dos cosas, las duras y las maduras, lo blanco y lo negro en la incipiente y ya no tanto sociedad mundial de los tiempos históricos.
Todos esos templos visigodos tienen su miga, pues se conoce que la conversión de Recaredo "el recadero", no fue algo tan simple como lo cuenta la historia y sería algo visto por la mayoría de los arrianos como una derrota de tipo moral y espiritual en el sentido más estricto. La distribución que se aprecia en esos templos es claramente dualista, en el sentido de que se aprecian dos espacios en su interior. Esto ha sido interpretado de muy diversas maneras, como la existencia de comunidades religiosas anejas a los templos, que vaya usted a saber con qué servicios, celdas o lugares contarían todos esos monjes en esos espacios tan reducidos y más bien habría que pensar en una estricta división de espacios para las dos creencias, arrianos y católicos que se mantendría hasta el final de la dominación visigoda y la desaparición o camuflaje entre el grueso de la población no solo de las gentes arrianas sino de las mayoría de las gentes visigodas.
Y es que los godos, los visigodos siempre fueron así, siempre con su pequeño corazoncito, y como llegaron allende las fronteras dando aquellas voces y con lo justo para ponerse, después tuvieron que ir arramblando cosas, estructuras, leyes, educación, religión y administración a las gentes y culturas que se encontraron.
Si que eran muy burros los godos aquellos, sí, una vez consolidado su poder se dedicaron sin más a expoliar los lugares romanos y más tarde construyeron sus cementerios justo encima de esos lugares, entre sus piedras y columnas, incluso existen sepulcros fabricados en huecos de esas columnas, acaso para significar su desprecio o victoria por la anterior cultura. Por cierto que esto último ya lo habían hecho los propios romanos, o sea, construyeron sus tumbas en los lugares de habitación de Arévacos y Vaceos y se habían enterrado entre sus casas y en las calles de sus poblados como para tener compañía en el trayecto a la eternidad. ... (ver texto completo)
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Cap. IV Tiempos de liberación. Las invasiones del norte. (Cont.)

El pueblo visigodo fue sin duda el pueblo más importante y glorioso de todos los que habían bajado del norte, no solo por su visión de la jugada ya que desde el principio buscaron la alianza con los últimos césares, sino por la extensión de los territorios conquistados y la fama de sus hombres.
En el año 416 tan solo seis años después de que Alarico devastase Roma, los reyes visigodos reciben mensajes desde la Ciudad Eterna, pues ... (ver texto completo)
¡Hermosísimo!
Cap. IV. Tiempos de liberación. Las invasiones del norte (cont.)

En los lugares como Membibre y en una gran parte de los territorios y las gentes de la Península Ibérica, el comienzo de la nueva era no puede ser algo de transición, de nostalgias abandonadas -no sería posible ver eso, por ejemplo, en nuestros tatarabuelos del gotievo, ni en la historiografía moderna, como en la mente de Boecio o de cualquier italiano del siglo V- era de paso hacia otras eras futuras, sino una especie de tiempo de continuidad y de observación de nuevos sucesos, incluso con unas ciertas ganas e ilusión de tener la cosa por la mano. En primer lugar en todas esas épocas de turbulencia política e histórica lo que sucede en estos lugares tan apartados y acaso en las grandes ciudades es que hay una liberación en el pago de los impuestos y porción de las cosechas, así como una disminución de la vigilancia por parte de patrullas o grupos armados. Eso siempre es algo de notar y de agradecer. En segundo lugar se recupera memoria de costumbres y viejas cuestiones latentes y en tercer lugar el proceso continúa de una forma o de otra no solo porque la situación bélica no atañe de forma directa a los paisanos, sino porque la vieja tendencia de avance del progreso siempre se manifiesta con las mismas formas de acumular cosas, aparatos y riqueza.
En cuanto al desarrollo de los esquemas ideacionales, personalidad de los paisanos de Membibre, recuento de mitos y leyendas, ahora ya en el siglo V después del inicio de nuestra era, es necesario acostumbrarse a una serie de grandes ideas para lugares como Membibre. En realidad desde la más abstrusa antigüedad de su existencia no se habían desarrollado sistemas de los simples culturales, acaso por estas fechas del principio de la Edad Gótica, la simple escritura, el idioma escrito fuese algo de concepción remota o que se iría conociendo o haciéndose habitual por meros indicios relacionados de manera crucial con la función diaria. Inscripciones en las monedas o en las piedras, sentencias de los lejanos tribunales, objetos del comercio. Tampoco se crearon ni se desarrollaron corpus de leyendas, de mitos o de dioses, y todo en ese sentido transcurriera en una especie de estado de ateísmo natural que se reuniría en el paisaje mental junto al hecho moral y las consideraciones cosmológicas. Tampoco se habían producido importantes manifestaciones artísticas, grabado, pintura, escultura, o acaso sí, pero dentro de los puros esquemas civilizacionales, si no producto de los esquemas artesanales, o sea, un arte como algo normal, la posesión de cosas bonitas y objetos bellos, vestidos de mejor manufactura y la decoración cerámica y de otros trastos. No se pueden rastrear sistemas de existencia de dioses, aparte de los ya descritos de amuletos o pequeños ídolos sanadores, ni acaso la más elemental ceremonia de enterramiento. En este último sentido, la consideración de los muertos y las formas de enterramientos, algo de unas connotaciones tan importantes y de resultados tan sorprendentes en otros lugares de avanzada cultura, cómo en lugares pequeños y remotos como Membibre siempre viniera a resultar la cosa igual durante todos los siglos de su existencia, la gente se moría y los cuerpos serían dados tierra hasta su desaparición en lugares indicados para ello. Estamos entonces en el siglo VI, 500 años de nuestra era y aquí no había indicios de dioses ni de religión ni de cultos de ningún tipo. Acaso ya por estas fechas algunos aficionados. El sistema intelectivo seguiría siempre unos pasos muy solapados a la resolución de los problemas inmediatos, mejora de vida y el progreso y civilización todo ello relacionado con esos mismos parámetros en los pueblos y ciudades más próximos.
De cualquier forma es de esperar que ahora ya se sabía una cierta manera de funcionamiento del mundo y que muchas de las cosas de la vida diaria y de la función social guardaban una directa relación con el despliegue de ejércitos y patrullas armadas y las clases de gentes que llegaban a su alrededor y el relación precisa con el negocio bélico. En ese sentido cabe preguntarse lo que vendría a ser mejor, si la instauración de los viejos clanes autóctonos después de que se marcharan los romanos, algo que habría sido posible con el contrato de grupos guerreros organizados entorno a algún caudillo o rey, como sucediera en otros lugares de Europa, incluso desde las organizaciones memorables de los Bagaudas, que algún personaje importante o unificador de intenciones hubiera surgido y se manifestara a partir de esa simple manera. Acaso serían aquellas bandas de bandoleros y otras clases de gentes, lo más parecido a cierto espíritu nacional en los lugares peninsulares después de los romanos y principio de la Edad Gótica. U optar por un sistema de tipo babilónico de observación de la clase dominante extranjera que no entorpecería el normal desarrollo de la sociedad y el comercio y su renovación periódica por otra clase de señores o tribus también extranjeras a través del triste hiato de la guerra.
Hacer mención así mismo de viejas personalidades sociales desarrolladas en Membibre que seguirían y habían estado presentes en la vieja historia del pueblo. Las incipientes corporaciones municipales, quizás las importantes familias regidas por la señora presidenta, pero en concreto la rancia saga de alfareros de la pequeña alquería del Prado Quintana-Los Comunes. Algo que seguiría vivo hasta bien entrada la Edad Moderna, hasta el siglo XVII o XVIII y que habrían llevado allí entonces la friolera de unos 2.500 o 3.000 años de existencia continuada. Generaciones y generaciones de alfareros cuyo afán y quehacer más importante, pues acaso tuvieran otros, fuera ese precisamente, fabricar vasijas de barro y seguir las modas de la producción cerámica.
Traer a cuento, por curiosidad, de que es por estas fechas y acaso como un fenómeno mundial, cuando se pone en marcha el caldero o puchero del mediodía, que servía para todo el día, pues el caldo del mismo sería aprovechado por la noche para fabricar la sopa, acaso ayudada por el gajo de cebolla. El gran caldero de aquellos tiempos, pero esto no como en el sentido de un producto medieval, intermedio o nostálgico de tiempos pasados, sino algo poderoso, ese caldero que ya consulta horarios internacionales, acaso partiendo de la China lejana hasta la mismísima Contastinopla de Contastino, posee ya connotaciones inequívocas al famoso cocido diario de nuestros tiempos. ... (ver texto completo)