Qué haya diferentes candidaturas no es malo. Puede haber distintas formas de entender la gestión de un pequeño municipio, aunque, en realidad, son habas contadas. Lo que sorprende, pero mucho, es que una persona que tiene problemas con el 95% de los vecinos y no pequeños, se atreva a presentarse a la alcaldía. Es no vivir la realidad.
El programa (más bien es un folleto, sin más), es estándar y valdría casi para cualquiera; no hay nada que no esté ya en marcha y lo único destacable es el punto 3, es decir, que su intención, se diga lo que se diga, es recuperar el bastión perdido, lo que es bastante absurdo.
Y si, aunque lo niegan, se presentan por una plataforma de izquierda más bien radical y vuelve a sorprender el uso oportunista (imagino que por ciertos contactos que facilitan el proceso y no por ideología real) que se hace del mismo, cuando en las anteriores elecciones se presentaron por Ciudadanos.
Dicho lo cual, oye, ya se cansarán de nadar contra corriente. Y si no, pues hala, a tragar agua.
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