Y, total, ¿Para qué?
Un golpe de Estado bien montado. Vale. ¿Para qué? Ya te lo digo yo. Para nada.
Las cosas nacen y obtienen su plenitud, y seguramente la tuvo; pero llegados a un punto muerto, continuar a cualquier precio, cualquiera, es darse cabezazos contra la pared. La gente quiere otra cosa, es obvio para cualquiera. Bueno, para cualquiera un poquillo normal, claro. La fanatización es lo que tiene, que no atiende a la realidad. Y eso es lo que pasa, nada más.
¿Queréis mantener vuestra asociación? Perfecto, como si mañana se constituyen tres más; está bien. Lo único que se pide, y porque así lo forjásteis con mucho ahínco, es que liberéis el local del pueblo para que el pueblo disponga libremente de él. Ya está. Después podéis tener todas las juntas directivas, legales o no, que os venga en gana.
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