Cuando yo era niña, en el
pueblo de
Fontihoyuelo se vivía
feliz, había mucha alegría. En aquella época eran muchos los niños que había, jugábamos al corro, saltábamos a la comba, jugábamos al escondite; también íbamos por
las eras jugando y saltando y nos lo pasábamos muy bien. Alguna vez por la
noche llamábamos a alguna
puerta y marchábamos corriendo, entonces salía el dueño y nos llamaba de todo. Que tiempos aquéllos... Ya pasaron a la
historia; ¡Bendito Fontihoyuelo! Ahora ya no hay casi vecinos
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