Cuando yo era niña, en el pueblo de Fontihoyuelo se vivía feliz, había mucha alegría. En aquella época eran muchos los niños que había, jugábamos al corro, saltábamos a la comba, jugábamos al escondite; también íbamos por las eras jugando y saltando y nos lo pasábamos muy bien. Alguna vez por la noche llamábamos a alguna puerta y marchábamos corriendo, entonces salía el dueño y nos llamaba de todo. Que tiempos aquéllos... Ya pasaron a la historia; ¡Bendito Fontihoyuelo! Ahora ya no hay casi vecinos y muy pocos niños, que son la alegría de los pueblos y de los mayores. Cuando se va por allí casi no se ven ni pájaros, hay mucha calma y paz al contrario que en la ciudad que hay a veces demasiado ruido. Ahora que la Sra alcaldesa ha arreglado las calles, que bien se viviría allí con el pueblo lleno de gente respirando el aire puro. A la entrada del pueblo y a la izquierda de la foto estaba la casa de Alejandra y Mariano que siempre salía a la puerta, alegre y sonriente, difrutaba mucho de ver llegar a la gente del pueblo, yahace algunos años nos dejaron entristecidos..., se fueron..., descansen en paz... Ahora vive su hijo Mariano, creo...