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FUENTE OLMEDO: Estimados amigos: Me permito felicitaros la NAVIDAD...

Estimados amigos:
Me permito felicitaros la NAVIDAD y el AñO NUEVO con un cuento que, desde hace varios años, envio a mis familiares y amigos y que este año hago extensivo a todos los que queremos "de verdad" a Fuente Olmedo, por algo que en dicho Cuento de Navidad aparece.
Lo dicho FELICIDADES y pensad que sólo es un Cuento que aspira a distraer. Gracias por vuestra comprensión.

A mis amables lectores, por ser tan pacientes conmigo. Os quiero.




CUENTO DE NAVIDAD PARA MIS AMIGOS 2.004.

¡Buenos días, …!

¿Por qué digo “Buenos días” si a lo mejor es de noche cuando van a leer esta historia?

Empezaré de nuevo, ejem:

¡Hola, amigos, …!

¿Y porqué digo “amigos”, si pueden ser amigas quienes me lean?

Ahora se es muy “quisquilloso” con estos asuntos; aunque no creo los haya entre mis lectores.

A ver si a la tercera soy capaz de conseguirlo:

¡Hola a todos! (¡Bien, lo logré!)

Mi nombre es Eufrasina y la verdad es que no entiendo muy bien porque mi amigo Jesús, que a su vez es amigo vuestro, me ha encargado que os escriba el Cuento de Navidad de este año, ya que soy muy pequeña y no tengo demasiadas “luces”; se ha puesto pesado, mejor dicho “pesadísimo”, se nota que es de Bilbao y aquí me tenéis en esta mi primera aventura literaria y con toda seguridad la última, no padezcáis.

Por cierto, decidme con total sinceridad: ¿Os gusta mi nombre? A mi me parece muy bonito, además de poco oído: ¡Eufrasina…! decididamente suena bien, muy bien. Como no tengo abuela… Es la envidia de mis amigas: Eufrasina.

Me ha tocado Jesús el corazón diciéndome que esta época del año es la más “entrañable” de todas; aquella en la que hasta a los que tienen un corazón de piedra, se les ablanda un poquito por lo menos. Que de esta manera me conocerán todos sus amigos, que me ha asegurado tienen, por supuesto un gran corazón. ¡Que suerte tienen algunos al tener amigos de este porte! Con razón dicen que el que tiene un amigo tiene un tesoro.

La verdad es que no se bien si lo que os voy a contar os puede interesar y si, se puede considerar un Cuento de Navidad.


En fin por mí que no se diga que no pongo todo lo que puedo, mucho o poco vosotros juzgareis. Sed buenos.

Yo vivo en un pueblo, más exactamente, un pueblecito que se llama Fuente Olmedo, que a mi me gusta mucho. ¡La patria chica tira mucho! Es el más bonito que conozco, aunque no sean muchos los que haya visitado a mi corta edad. No tiene castillo, ni falta que le hace, aunque hay una zona así llamada, con lo que es posible que en tiempos de Matusalén (que no se quien fue pero suena a antiquísimo) existiese.

En cuanto hago lo más imprescindible del aseo casero, no quiero que nadie hable mal de mí, salgo volando, necesito espacios libres. Ver los campos, oír los ríos, sentirme pequeña ante la sierra que tengo al fondo es algo que me da vida, más bien es mi vida.

En esta época invernal, el aire te trae aromas de tierra mojada, mezclados con el tufillo a humo de las chimeneas. A la hora de comer, llegan olores que alimentan de guisos hechos con amor por las amas de casa, a la espera de que lleguen los suyos y los devoren. ¡Si al menos alguna vez les dijesen lo mucho que les ha gustado, se sentirían muy felices! ¡Que poquito cuesta hacer feliz a los demás, son sólo pequeños detalles!

Se me ha ocurrido contaros, por el aquél de que sea o se parezca a un Cuento de Navidad, que en mi pueblo hay personas con las que podríamos recrear un Portal de Belén y como lo haría yo. Espero os guste mi idea, no tengo otra mejor a mi alcance.

Para empezar el Portal lo pondría en los soportales de la iglesia. No es que sea muy grande, pero es suficiente para que todos los domingos se vean los feligreses, escasos pero honrados, e intercambien impresiones y saluden al “pater” antes de que se vaya para Llano. Es una bonita imagen.

Seguiría, por ejemplo, por un señor que viene a temporadas, al que llaman “Huito” cariñosamente, que muy bien podría hacer de San José. Se le nota que es una bella persona, allá donde las haya.

De… ahora que pienso, no tenemos ni mulas ni bueyes, que era lo que antes no faltaban en ningún pueblo. ¡Que desastre, lo mas sencillo nos falta! Este si que es un problema con el que no había contado; ponerlos de recortables creo no sería buena solución. ¿Y si ponemos un caballo disfrazado de buey con cuernos? Si, sólo de pensarlo me lo imagino y me me… parto de risa quiero decir. ¿Se os ocurre algo? Acepto propuestas, originales “porfa”.

Pastor y ovejas si que hay. Y gallinas y pollos también. ¡Menos mal!



Para hacer de Reyes Magos tengo bastantes candidatos; ninguno es negro pero bueno con un poco de hollín se soluciona el problema de Baltasar.

Mi candidato para Gaspar, que es mi favorito, se llama Gustavo, un señor muy educado, extremadamente discreto, siempre con sombrero y muy atento con las mujeres a las que regala flores.

Para Melchor tengo a uno que se llama Juan, lo bordaría.

Niños tampoco hay muchos, para que hiciesen de zagales. Creo que esto les pasa a casi todos los pueblecitos, aunque los fines de semana si que se oyen carreras, gritos y risas de gente menuda que vienen a ver a sus mayores y jugar sin peligro alguno. ¡Así pues los Villancicos y peticiones de aguinaldo no nos faltarían con seguridad! Bien, vamos bastante bien.

Tenemos artesanos muy buenos que no faltan en los belenes. Aperos, yuntas, alfarería, juguetes infantiles de antaño, podríamos llenar el porche, la sala del Ayuntamiento y muchos lugares más.

¡Vaya por Dios, otro fallo, no tenemos tampoco panaderos!

Bueno podríamos pedir al panadero que viene todos los días que nos trajese unas cuantas hogazas de pan y junto con su simpática hija podrían formar parte de este Belén tan “sui generis” que se me está ocurriendo.

Lavanderas en el pilón ya no se ven, aunque podríamos pedir a alguna mujer que se pusiese junto a él, que adorna mucho. Seguro que en alguna casa queda algún cubo de los que usaban antiguamente y alguna tabla de lavar. Y la jaboneta, grande, amarilla, de Lagarto, que no falte tampoco.

De coros angélicos no adolece este mi pueblo, ya que son muy cantarines, sobre todo ellas. En todas las celebraciones religiosas lo demuestran y hasta lo saben hacer en latín, cosa que, al parecer, se hacía hace mucho tiempo y que ha caído en el olvido, lamentablemente. Mi vecino, el Sr. Pinzón seguro que colabora cantando con gran entusiasmo.

Tengo dos problemas aún más graves que el de la mula y el buey del que he hablado antes para formar el Nacimiento y que sigo sin resolver, por cierto.

Uno: ¿Quién hará de María? Me es muy difícil elegir entre varias candidatas. Bueno dentro de todo tiene solución, ya que más vale que sobre
Que no que falte. Ninguna de ellas está “en estado de buena esperanza”, como decían antes pero con un buen cojín en el vientre haríamos el apaño perfecto.



Pero lo malo de esto es que al elegir a una las otras se pueden sentir, como dicen ahora algunos, “ninguneadas” y se enfadarán conmigo, extremo este que deseo evitar a toda costa.

¿Os estáis dando cuenta de lo que me está ocurriendo? He pasado de plantear una situación imaginable, aunque no imposible desde luego, a verme “Montando el Belén” de verdad. Desde luego como lo hiciésemos realmente si que se iba a organizar una buena. ¡Soñar no cuesta dinero y ayuda a ser feliz a la gente!

El otro problema si que es más grave: ¿Quién haría de Niño Jesús? Bien es verdad que hasta la noche del 24 de Diciembre ese problema no surgiría y de aquí a entonces a lo mejor se nos puede ocurrir alguna solución.

¡Se admiten soluciones!

¿Un muñeco? No me gusta nada esa idea, aunque si no hay otra solución; pero que no sea de los que lloran y… demás zarandajas.

¿No vendrá algún “bebé” de visita a casa de los abuelos? Seguro que si. ¡Solucionado! El Niño Jesús no nos puede dejar sin resolver su representación.

¡Si ya os oigo, no hace falta que gritéis tanto! Si es niña también puede hacer de el Hijo de Dios. No discriminaremos a nadie por ese pequeño detalle.

Bueno pues ya tengo organizado “el Belén”. ¿Os gusta? Espero que si.

¿Qué donde estaría yo? Por supuesto de aquí para allá viendo que todo estuviera perfecto. Me acurrucaría en un rinconcito junto al Portal para no perder detalle y ver la llegada de los Reyes Magos. ¡Que ilusión verles llegar cargados de presentes para el Niño y para el resto de niños del pueblo!

Ah, se me olvidaba aclararos algo sin mucha importancia: Quien soy yo.

Yo, Eufrasina, soy una hembra de gorrión que anida, con toda tranquilidad hace tiempo en las paredes de la casa de Jesús en mi pueblo, bajo el tejado de la entrada de carros. Así nos hemos conocido. El me ve salir y entrar del nido llevando comida a mis polluelos, que ya vuelan solos y me saluda cuando coincidimos. ¡Hola Eufrasina!, me dice siempre.

¡Ojala volviesen mis hijos en estos días como hacen en muchas familias!

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

Diciembre, 2.004. Jesús Mª García Albi.